Capítulo XXIV

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-Arriba, buenas noticias. Mañana llegaremos a nuestro destino -informó Leo.-

-¡Pon fin! -exclamó Elia, saltando de la cama.

-¿Hoy ya te encuentras bien?

-Perfectamente, lista para hacer magia.

-¿Qué pretendes hacer?

-Nada peligroso... seguramente.

-Elia, no la líes.

-¿Yooooo? ¿Liarla? -Puso cara de ofendida. -Yo no hago esas cosas. Para eso ya estáis vosotros y no necesitáis mi ayuda.

Y dicho esto se fue al comedor. Por una vez Leo se quedó sin réplica.

-Hoy hay que preparar todo para cuando desembarquemos mañana. -informó Leo.

-¿Qué hay que preparar exactamente? -preguntó Elia.

-Mira, Elia, está es la primera profecía que no nos ha puesto un plazo de tiempo para llevarla a cabo. Eso significa que debería darnos tiempo a inspeccionar un poco la zona y prepararnos para ir un paso por delante. -explicó Annabeth.

-¿Alguien además de Leo sabe español?-preguntó Piper.

Elia levantó la mano.

-¿Desde cuándo? -preguntó Harley sorprendido.

-Desde... no sé ¿Siempre? Bueno llevo toda la vida aprendiendo otros idiomas.

-¿Cuántos idiomas sabes?

-¿Hablando con fluidez o conversaciones simples?

-Ambas.

Elia hizo cálculos con los dedos.

-Inglés, español, un poco de francés, unas cuantas frases en portugués y conversaciones simples en italiano. Ah bueno y griego antiguo.

Todos se quedaron con la boca literalmente abierta.

-¿¡Qué!? -exclamó Elia. -He vivido sola con mi padre muchos años, he tenido tiempo libre como para llenar dos vidas.

-¿Y no te parece difícil aprender idiomas?

-A ver, Percy, soy una niña, llevo leyendo libros en otros idiomas desde pequeña y es como si hubiese aprendido a hablarlos a la vez que mi lengua materna. A veces hablo mezclando idiomas.

-Espera, ¿Tú no tienes dislexia? -preguntó Frank.

-Sí, pero me cuesta menos leer en otros idiomas que en el mío. Aunque a veces también tengo que releer frases enteras para que tengan sentido.

-Creo que te ha ganado -le susurró Percy a Annabeth. -Sabe más idiomas que tú.

Annabeth le dio un golpe en el brazo y le hizo callar.

-Bueno,-siguió diciendo Leo, mientras Percy se frotaba el brazo- me vendrá genial tener a alguien que hable español a la hora de explorar la ciudad.

-¿Voy a poder ir a la cuidad? ¡Sí!

-No puedes hacer magia entre los mortales. -dijo Leo.

-Aunque son los más fáciles de engañar. -comentó Piper, removiendo distraídamente su vaso de leche.

-Piper no le des ideas. -Dijo Hazel.

-¿Tú como engañas a los mortales? -preguntó Elia a quien ya le había picado la curiosidad.

-Con mi embrujahabla, no sabes la de coches que me regalaron, una vez incluso conseguí que dejasen a Leo pilotar un helicóptero... -Lo decía con un tono melancólico, como si eso fuese cosa del pasado, un juego de niños al que ya no podía jugar. -Pero, será mejor que paséis desapercibidos mientras investigáis.

-Jooo -murmuró Elia.

-Solo vamos a dar una vuelta hasta el faro y seguramente vayamos a comprar algo de comer.

-Solo hay un problema -dijo Elia. -En España se paga con euros y creo que no tenemos de eso. Habrá que pasar por un banco para cambiar dinero.

-Bueno, yo no quería dar un paseo tan largo, nos vamos a exponer mucho a los monstruos. -suspiró Leo -Supongo que tendremos que llevarnos a alguien más.

Todos se miraron entre ellos, nadie sabía a quien mandar a la cuidad.

-Yo os podría ayudar con la Niebla. -propuso Hazel.

-¿Alguien no está de acuerdo? Que hable ahora o calle para siempre. -bromeó Leo.

Todos asintieron. Hazel era muy buena espadachín, tenía mucho control sobre la Niebla y además podría controlar un poco a Elia y a Leo. Nadie estaba muy seguro de a quién era más peligroso dejar solo.

-Pues decidido, Leo, Elia y Hazel irán a la ciudad a investigar y explorar un poco bueno y a por provisiones. -dijo Annabeth.

-¿Y el resto que hacemos?- preguntó Harley.

-El resto exploraremos desde el aire la zona del faro.

Harley hizo una mueca de disgusto. Iba a aburrirse él solo.

-Bien, pues deberíais mirar un poco los planos de la ciudad -dijo Frank. -Trajimos unos pero, los guardó Leo.

Leo levantó las manos.

-Yo no tengo nada.

-¿A quien se le ocurrió darle los mapas a Leo? -preguntó Piper.

-Soy el capitán. Yo llevo los mapas. -respondió él.

-¿Entonces por qué no los tienes? -preguntó Percy.

-Porque no me los han dado.

-Claro que sí. Te los di yo en día que zarpamos. -dijo Annabeth.

-Yo no tengo ningún mapa de la ciudad.

-Chicos... -intentó decir Elia.

-¿Cómo no vas a tenerlo si te lo di?

-Que a mí no me distes ningún mapa.

-Chicos...

-Claro que sí y tú me dijiste que los ibas a guardar.

-Chicos

-Que yo no los tengo.

-¡Chicos!

-¿Qué quieres? -Preguntaron Leo y Annabeth a la vez.

-Los planos están en el corcho de la sala de estar.

-¿Y por qué no lo dices antes?

-¡He intentado decíroslo tres veces!

Hizo un gesto con las manos como diciendo "No es mi culpa que paséis de mi cara ¿ Qué más queréis que haga?".

La nueva Generación [PJO, HoO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora