Capítulo XVIII

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Elia, ¿Qué te pasa? -está vez era la voz de Harley la que se oyó al otro lado de la puerta.

-Vete, Harley.

-¿Estás llorando?

-No, déjame en paz.

-Sí que estás llorando.

-Vale, ¿Y qué?

-Que no te puedo dejar llorando.

-¿Por qué no? Olvídame.

-En primer lugar porque eres mi amiga y en segundo lugar porque sin ti me aburro. Así que déjame entrar.

-No puedes, estoy en la puerta.

-Pues quítate porque voy a entrar igual.

Por algún motivo Elia decidió moverse y se metió debajo del escritorio. Harley abrió la puerta.

-Deberías irte.

-No hasta que me digas que te pasa.

-Pasa que estoy viva.

-Drama Queen...

-Annabeth tiene razón cuando dice que si no me controlo soy un peligro.

-¿Es por lo que ha pasado antes?

-Eso solo ha sido la gota que ha colmado el vaso.

-Es imposible que te hayan pasado tantas cosas malas por culpa de la magia.

-¿Te acuerdas cuando te dije que no había conocido antes a ningún niño de mi edad? Bueno pues eso no es verdad del todo. Cuando tenía cinco años me hice amiga de una niña que se llamaba Natalia, ella podía ver a través de la Niebla. Un día estábamos jugando a la pelota y yo la mandé un poco más lejos de la cuenta, cuando Natalia fue a buscarla apareció un monstruo, no sé qué era pero, Natalia solo estaba en medio.

-Y Natalia murió. ¿No?

-El monstruo la asesinó. -Se apartó el pelo de la nuca. -Y a mí me hizo esto cuando intenté matarle.

Tenía una cicatriz blanca que cruzaba de lado a lado la parte de atrás de su cuello.

-Por eso siempre llevas el pelo suelto.

Elia asintió.

-Después de eso mi padre y yo nos mudamos a un sitio alejado de la gente donde los monstruos no pudiesen hacer daño a nadie más.

-¿Te ha pasado más veces?

-Con mi padre, nos atacaron varias veces y aunque él no me lo decía, los monstruos también le herían a él.

-¿Pero, tú no les matabas?

-Para atacar tengo que darme cuenta de que están ahí, si eran sigilosos tenía que darme cuenta antes de que sucediera otra tragedia. Una noche rodearon la casa y atacaron, todos a la vez. Esa fue la primera vez que hice lo que dices tú de gritar y matar a todos los monstruos a varios metros a la redonda. Mi padre decidió que era mejor mandarme al campamento Mestizo donde estaría protegida.

-Ahora entiendo a qué te refieres cuando dices que los monstruos atacan más.

-Pero, yo también soy un monstruo cuando uso mal la magia. Así que he decidido no volver a usar mis poderes.

-¿No es una decisión un poco extrema? Lo de esta mañana ha sido un accidente.

-Que podría haber acabado muy mal.

-Pero, no lo ha hecho, además necesitamos tus poderes y le has dicho a Percy que ibas a preparar algo para Annabeth con magia.

-Dame un solo buen motivo por el que debería de seguir usando mis poderes aún teniendo en cuenta el riesgo que corréis.

-A mí me han dicho muchas veces que la naturaleza es sabia así que, si tú naciste con poderes será por algún motivo y estoy bastante seguro de que como llevas toda tu vida dependiendo de ellos si dejases de usarlos sería una estupidez porque te complicas la vida. Dos motivos a falta de uno.

-Admito que son dos buenos motivos, pero ¿En serio crees que merece la pena arriesgarse?

-Elia deja de echarte la culpa, tienes unos poderes increíbles y quieres desperdiciarlos dejando de usarlos. Si yo tuviese los mismo poderes que tú...

-Por eso exactamente no tienes.

-Además quien no arriesga no gana. ¿Te he convencido?

-Solo porque te he dicho que si me dabas un buen motivo volvería a usarlos. Que conste que me sigue pareciendo un peligro.

-Si lo piensas todo es un peligro.

-¿Gracias por la motivación?

-Lo que quiero decir es que no eres el único peligro.

-Si te pones así hasta las pompas de jabón son peligrosas.

-Si te explota en un ojo...

-Si eres alérgico a ellas... -Dijeron a la vez.

-¿Acabas de decir que se puede ser alérgico a las pompas de jabón? -Preguntó perplejo Harley.

-No te rías, es horrible.

-¿Eres alérgica a las pompas de jabón?

-Es absurdo, ya lo sé. Puedo matar con las voz pero, las pompas de jabón me dejan fuera de combate.

Harley no pudo evitar reírse.

-No te rías, tonto.

-Es que es muy gracioso, admítelo.

-Yo no le veo la gracia, sinceramente.

-¿Me puedes hacer una demostración?

-No.

-Porfa, quiero ver qué pasa cuando estás cerca de pompas de jabón.

-No.

-Por favor.

-Que no. Pesado.

-Pues voy a conseguir un pompero.

-Eres muy pesado.

-Pero es que quiero ver qué pasa.

-¡No! No es difícil de entender.

-Solo estás haciendo que tenga más ganas de saber que pasa.

-Eres insoportable. No es no.

Harley se fue corriendo a buscar un pompero y no hizo caso a las palabras de Elia.

-¿Por qué a mí? -murmuró mirando al techo.

La nueva Generación [PJO, HoO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora