Capítulo XXXIII

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-¿Cómo eran los monstruos que os han atacado? -preguntó Harley, estaban sentados en la habitación de Elia mientras veían la lluvia golpear con fuerza en la ventana.

-Raros, no se parecían a ninguno con los que haya combatido nunca. Algunos tenían varios cabezas, había un par que eran verde fosforito.

-No me suena ninguno de esos monstruos.

-¿Contra cuántos monstruos has luchado?

-Eh... no sé, llevo en el campamento desde los siete años. Esta es mi primera misión, y dicen que hasta la adolescencia los monstruos no suelen atacarte mucho y si sobrevives hasta después de la adolescencia normalmente suelen dejarte en paz.

-Genial solo tengo que sobrevivir unos trece años más para que los monstruos me dejen en paz.

-Dentro del campamento estás a salvo.

-Bueno... ya comprobamos que eso no es así.

-Fue solo una vez y además Quirón admitió que había sido un poco culpa suya y desde que empezamos el viaje aún no nos ha atacado ningún monstruo. La menos no hasta que bajasteis al pueblo.

-Creo que los monstruos del pueblo forman parte del ejército de Nyx y Heracles.

-¿Según la profecía no teníamos que matar solo a Heracles y traer a Jason de vuelta? ¿Qué pinta Nyx en todo esto?

-No lo sé, pero estoy segura de que no me va a gustar.

Elia apartó la vista de la ventana y casi le dio un infarto al ver un par de ojos rojos brillantes dentro del armario. Chilló del susto.

-¿Qué... -preguntó Harley pero se interrumpió a sí mismo al ver los ojos de una criatura escondida dentro del armario. La criatura siseó, como si se estuviese riendo.

La puerta de la habitación se abrió de golpe y entraron todos los semidioses.

-¿Qué ha pasad...? -Annabeth no terminó la pregunta, se quedó con los ojos fijos en el armario.

La criatura salió del armario, era como una serpiente. Una serpiente de un metro de grosor y quince de longitud, sus ojos brillaban como si tuviese dos bombillas detrás de ellos y era tan negra que parecía absorber la luz a su alrededor. Siseó de nuevo y se levantó. Literalmente, empezó a volar.

-Vaya, vaya -susurró la serpiente- tenemosss a todosss losss sssemidiosssesss por aquí, sssí, la ssseñora va a essstar muy contenta -dijo alargando todas las eses. Se acercó a ellos y dio un vuelta por encima de sus cabezas, como examinándoles.

-¿Qué quieres? -preguntó Piper con su daga desenvainada y apuntando a la cabeza de la serpiente.

-Ay, que poca hossspitalidad la de ahora, antesss te ofrecían un té y unasss passstasss antesss de matarte. Baja esssa daga no vaya a ssser que te cortesss, niña. He venido a informarosss de que mi ssseñora y ama, Nyxss va a presssentar esssta misssma noche, al caer el sssol a todo su ejército en el faro, a menosss que ciertosss sssemidiosssesss aquí presssentesss aparezcan y ssse entregan bajo la sssupremacia de la diosssa de la ossscuridad y de sssu ayudante Heraclesss, en cuyo cassso las vidasss de losss mortalesss que habitan en el pueblo ssserán perdonadasss. La decisssión esss vuessstra.

La serpiente se volatizó en el aire.

-¿Qué era eso? -preguntó Harley.

-Una serpiente -dijo Leo, como si no fuese obvio.

-Ya nos hemos dado cuenta Leo -contestó Percy, haciendo que su espada, Contracorriente, se convirtiese en un bolígrafo. -Eso no se parece a ningún monstruo con el que haya coincidido nunca y he estado en el tártaro.

-El mensaje desde luego está claro -dijo Hazel. -Tendremos que ir al faro si no queremos que destruya y asesine a todo el pueblo.

-Quedan dos horas para que anochezca -informó Frank -más o menos.

-Deberíamos prepararnos, Leo pon rumbo al faro, pero no aterrices, a lo mejor podemos causar estragos con los cañones -Annabeth empezó a organizar a todo el mundo.

Puede que fuese la adrenalina del momento o puede que fuese la práctica de los mayores para preparase para la lucha, pero de todas formas estuvieron listos en quince minutos. Harley y Elia tuvieron más problemas ya que nunca habían luchado en una batalla de verdad. Al final Percy y Annabeth les ayudaron a prepararse.

-Creo que ya la he liado -dijo Elia, cabizbaja.

-¿A qué te refieres? -preguntó Annabeth.

-Ni en tu cumpleaños vas a poder estar tranquila, he conseguido que los monstruos nos encuentren y Nyx libere a su ejército y yo ni siquiera soy capaz de mirarla a los ojos sin empezar a hiperventilar del miedo. Soy un desastre de semidiosa.

-Escúchame -dijo Annabeth, agachándose para estar a la altura de sus ojos -, no ha sido tu culpa. Nyx iba a liberar a sus monstruos de todas formas, además todos tenemos miedo a veces, la mejor forma de sobreponerse a ellos en enfrentándolos, y el mejor regalo de cumpleaños es conseguir que Jason vuelva, vencer a Heracles y no morir en el intento.

Elia asintió y después hizo algo que pilló un poco desprevenida a Annabeth, le dio un abrazo.

-Te prometo que sobreviviremos todos y volveremos a casa de nuevo -dijo Elia.

La nueva Generación [PJO, HoO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora