Por la noche soñó de nuevo con Nyx y su ejército pero, está vez también aparecía un hombre de pelo negro y ojos azules. Iba con una túnica morada y una especie de bate de béisbol más grande de lo normal.
-El fin del mundo... -Dijo Nyx -Bonito lugar para morir, ¿no crees, pequeña? -comentó, como quien dice el tiempo.
En un primer momento Elia tuvo miedo hasta de mirarla a la cara pero, después pensó que estando en un sueño no podría hacerle nada.
-Curiosa coincidencia que ya estés aquí preparándolo todo para volver al tártaro en cuanto te echemos de aquí.
-Oh, querida, no es a mí a quien tenéis que enfrentaros si no a él. -Respondió con una sonrisa malvada. -El gran Heracles.
-A quien tuvieron que quemar, por la sangre de un centauro -Dijo Elia comprendiendo por fin la profecía. -A Heracles le mató su mujer con un filtro de amor falso.
-Inútil -Gruñó Heracles. -Ahora sabe que tiene que hacer.
-Da igual, tenemos un ejercito entero de monstruos, nada nos parará.
Elia quiso responder pero Nyx le puso la mano en la cabeza y susurró.
-Buenas noches, dentro de poco será definitivo.
Se quedó dormida en su propio sueño.
-Buenos días Elia, hoy nos vamos a Finisterre.
Abrió los ojos y la luz le deslumbró. Era de día, hora de preparase y emprender una misión imposible.
Pero la mente de niña de 7 años de Elia no había espacio para imposibles y eso posiblemente sería su salvación.
Se levantó y como todas las mañanas desde que llegó al campamento Mestizo repitió la rutina para preparase.
-Annabeth, he tenido un sueño sobre el viaje. -Dijo a la hora del desayuno. -Tenemos que enfrentarnos a Heracles. Al que tuvieron que quemar, por la sangre de un centauro.
Annabeth se quedó callada.
-Claro, ¿Cómo no había caído antes? Se lo te diremos a los demás en el barco.
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La nueva Generación [PJO, HoO]
FanficUnos años después de la guerra contra Gaia, llega una peculiar semidiosa al campamento mestizo. Su nombre es Elia, tiene siete años, habilidades misteriosas por descubrir y una profecía (y misión) para ella y los Siete de la profecía. ¿Qué ocurrir...