-Día 29-

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Escrito por @GatosGatosGatos


Samuel no había podido dormir por culpa de la pregunta que Estefania le había hecho, lo estaba poniendo a elegir, ¿Qué más pruebas quería? Se iba a divorciar, aunque, le había pedido tiempo para pensarlo. Estaba dudando, dudaba sobre su propio divorcio.

Necesitaba un descanso, ese día no fue a trabajar, sólo llevo a Zeus a la escuela y se fue a caminar un rato, necesitaba pensar las cosas, necesitaba saber que pensaba, que sentía por guillermo, y más importante, que sentía el por Samuel. Quería regresar a casa y hablar con el.

Había vuelto sólo, ya que este día la mamá de Samuel había decidido pasar por Zeus a la escuela, para pasar tiempo con el, estaba muy cansado, quería darse una buena ducha en la bañera e irse a dormir.

Entro en casa y la encontró totalmente silencio, tal ves Guillermo no estaba, fue directo a la habitación y dejo sus cosas en la cama, se quitó los zapatos y calcetines, los pantalones, la camisa, y finalmente la ropa interior, tomó una toalla y abrió la puerta para entrar al baño.

Lo siguiente que vio lo dejo totalmente congelado en su lugar.

En la bañera estaba Guillermo recostado, con los ojos cerrados y los labios semi abiertos.

Samuel sólo lo miraba, su piel pálida, su extrema delgadas, sus mejillas menos rosadas y unas grandes ojeras, y aún así lo seguía viendo guapo. ¿Por qué? ¿Por qué después de todo este tiempo le seguía pareciendo atractivo?

Un sonido proveniente de la boca de Guillermo lo había traído de vuelta a la tierra. ¿Qué era ese sonido? Nada más que un ahogado gemido.

Lo miro más fijamente y noto como su mano se movía debajo del agua, con unas claras ideas de que estaba haciendo.

Samuel sintió que algo dentro de el despertaba, ¿que había ahora, irse? ¿Quedarse?

Decidió irse, pero cuando estaba apunto de salir, su pie golpeo algo haciendo ruido, sacándole un grito al chico que estaba en la bañera.

-¡Samuel! -grito Guillermo sonrojado hasta las narices mirando a su esposo.

Samuel se giró y le regalo una tímida sonrisa.

-Venía a ducharme. No sabía que.. Que estabas aquí.

-debiste tocar la puerta, puede estar de pie y me pudiste ver.

-¿Y eso te molesta? Por dios Guillermo, estamos casados, te conozco más que nadie en este mundo. -Guillermo negó con la cabeza- Además, te vi, lo que hacías. -Guillermo no pudo evitar sonrojarse una ves más, Samuel sonrió y se acerco lo suficiente a Guillermo, mirándolo desde arriba. -¿Te avergüenza que te vea tocarte?

-Cállate Samuel.

-¿te molesta si me ducho contigo? Ya lo hemos hecho antes, la bañera es lo suficientemente grande para los dos.

Guillermo no dijo nada, seguía mirando al piso.

No le avergonzaba que su esposo lo haya encontrado en aquella incómoda situación, le avergonzaba que le viera desnudo, le avergonzaba su ahora delgado cuerpo. Ya no se sentía atractivo para el.

Samuel se quitó la toalla y entro con cuidado a la bañera, Guillermo sintió enseguida como el nivel del agua subió, pero no tanto como para que se desbordara, Samuel se sentó frente a el, mirándole. Guillermo permanecía con la respiración agitada, las mejillas rojas y el ceño un poco fruncido. ¿Que tramaba este hombre?

-Debemos hablar. -susurro Samuel

-¿A si? ¿Sobre qué? -pregunto Guillermo, aún sabiendo la respuesta.

Un Mes. -Wigetta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora