Habían acordado no decirle a nadie sobre su separación hasta que se firmaran los papeles reales pero Guillermo sabia que si no le decía a alguien explotaría literalmente como lo había hecho. ¿Habrá hecho mal o bien? No lo sabia y eso lo traía molesto, no le agradaba no tener la cabeza en claro.
Era lunes por la mañana y la misma rutina de siempre.Tomo lo primero que encontró y se vistió. Vida repetitiva. Zeus le dio un beso en la mejilla a Guillermo y Samuel sonrió inconscientemente.
Guillermo estaba apunto de sentarse en el sillón a ver alguna tontería en la televisión pero el timbre sonó. Guillermo no esperaba a nadie, tal vez era Samuel que había olvidado sus llaves. Guillermo tenia esa mala costumbre de nunca preguntar cuando llamaban a la puerta. Los golpes a la madera eran escandalosos y desesperados. Una mujer estaba del otro lado de la puerta, un poco mas baja de estatura que Guillermo, complexión delgada, realmente era linda.
-¿Puedo ayudarle en algo?-dijo amable
La chica se quedo callada, tal vez la voz ronca de Guillermo y la palia piel del mismo le daba un aspecto macabro. Trago saliva. Sacudió la cabeza y se alejo a paso lento, sin decir nada. Guillermo la siguió con la mirada hasta que desapareció al doblar la esquina. Aún con el seño fruncido y tomando la puerta. Realmente extrañado por la chica que hace segundos se había quedado estática frente a la puerta de su casa. ¿Quién seria? ¿Qué quería?
De repente las preguntas daban vueltas por la cabeza de Guillermo.
-Era un simple chica que se había equivocado de casa, solamente-se susurro para sí mismo de algún modo tratando de sacarse la intriga de la cabeza.
Cuando se había dado cuenta, la puerta se abrió y se ahí entro Zeus corriendo hasta el sofá.
-Me eh ganado una estrella por acabar a tiempo-dijo el pequeño señalando la pequeña estrella azul pegada a su frente.
-Oh, felicidades cariño, es bueno saberlo-le contesto Guillermo alzándolo en brazos.
Samuel entro unos minutos después con el móvil en la mano y la mochila de Zeus colgada en un hombro. Susurraba algunas cosas, no se podía entender nada de lo que decía pero parecía molesto.
-¿Todo bien?-le pregunto Guillermo a lo que Samuel solo asintió con una sonrisa.
La comida fue callada, después de eso Samuel volvió a salir diciendo un "Regreso pronto"
Por alguna extraña razón Guillermo creía que existía una conexión entre Samuel y la chica. Nadie tocaba a tu puerta, te miraba y después corría. No a menos que supiera algo de ti.
-¿Qué te gustaría hacer?
Zeus se encogió de hombros y siguió moviendo la comida de su plato.
-Tienes que acabarte eso
Solo negó con la cabeza y dejo caer el cubierto.
-¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?-volvió a preguntar tocando la cara de su hijo a lo que él de nuevo negó.-¿Entonces?
-Extraño a papi-dijo acorrucándose en el pecho de Guillermo
-Pero siempre esta aquí, no hay porque extrañarlo, siempre lo ves-Intento consolarlo, sabia que las pequeñas lagrimas no tardarían.
-Pero no es como antes-contradijo. Guillermo sabia que no era el momento para explicar que las cosas cambian y que una cosa lleve a la otro y terminar hablando de mas.
Guillermo no dijo mas, tan solo lo acorruco en sus brazos y al instante se quedo dormido. Lo dejo en el sillón y le tendió una sabana encima.
Tomo la mochila de Zeus, comenzó a arreglar cada cosa. Los lápices yacían regados por toda la mochila, algunos cuadernos estaban manchados. Ya se había acostumbrado a hacer de madre, un madre así eso ¿No?
Su pecho comenzaba a doler, las lagrimas le picaban los ojos. La vida que llevaba se estaba volviendo dolorosa. Un pequeño dibujo salió de un cuaderno.
"Amor eterno"
Era lo que decía debajo del dibujo. Dos personas de líneas y círculos tomados de las manos. Por un momento se le detuvo el corazón. Esa frase... esas dos palabras estaban escritas en los anillos de bodas.
-.-
Era viernes por la tarde. Guillermo caminaba por las calles. El pavimento estaba mojado y el ambiente era frio. Sus mejillas se coloreaban de color rojo al igual que su nariz. Al entrar al restaurante que estaba lejos de su casa, desde donde había caminado porque claro, se le había olvidado el dinero en casa. Cuando cruzo las puertas, sintió el cálido ambiente que lo cubría. A lo lejos se encontraba una mesa e donde estaba Samuel. A simple vista parecía nervioso, miraba sus manos, la carta, movía los cubiertos y las copas y volvía a sentarse con las manos en el regazo. Guillermo no pudo evitar que una risita saliera. Un amable hombre recibió su abrigo y lo dirigió a la mesa.
Samuel se puso de pie de golpe golpeando su rodilla con la mesa, seguido de eso poniendo un mal gesto y después sonriendo.
La platica se torno divertida, el alcohol se elevo aun mas y entonces, paso.
Samuel había besado a Guillermo con un movimiento rápido y repentino.
Así había comenzado.
Y todas las noches antes de despedirse, se juraban "Amor eterno". Guillermo pensaba que Samuel era la persona mas cursi y "empalagosa" mientras él seguía siendo Guillermo, el chico que si se entrevía a decir algo sin que su cara se coloraba. Claro que a Samuel le sucedía lo mismo pero lograba controlarlo.
Una tarde, después de un par de años de conocerse se había reunido a celebrar su aniversario en el restaurante en el que Samuel había besado a Guillermo.
Los minutos pasaron. Entonces Samuel se arrodillo, la típica propuesta de matrimonio.
Ahí estaba Samuel, tendiendo una pequeña caja. Guillermo parecía molesto, claro que lo estaba. Samuel estaba asustado por la reacción y el corazón comenzó a irle muy rápido.
Tal vez tendría que haber esperado.
Guillermo paso la mano por el bolsillo de su pantalón y se ahí saco otra caja.
-Eres tonto, yo te lo iba a pedir-Dijo soltando una carcajada.
En ese momento Guillermo soltó a llorar, los recuerdos podían dañarlo. Y se descubrio a si mismo llorando por algo que se habia desvanecido.
ESTÁS LEYENDO
Un Mes. -Wigetta.
FanficTreinta días acordados y un mar de decisiones egoístas con un pequeño niño de ojos dichosos en medio de situaciones que desconoce. 𝑪𝑶𝑳𝑨𝑩𝑶𝑹𝑨𝑪𝑰𝑶́𝑵: 𝑭𝑨𝑩𝒀 & 𝑴𝑨𝑹𝒀. 𝑵𝑶 𝑺𝑬 𝑨𝑪𝑬𝑷𝑻𝑨 𝑵𝑰𝑵𝑮𝑼𝑵𝑨 𝑨𝑫𝑨𝑷...