Too Much ✨ Completa ✨

12

Tomar el control de su propia vida.

Había sonado increíble y Jungkook realmente creyó que podría hacerlo.

Lo intentó, puso todo su empeño en volver a enfocarse en el trabajo y en organizar la pronta llegada de su hija pero todo se desmoronó cuando la carta de renuncia de Jimin llegó a su escritorio.

A pesar de verse poco y de solo cruzar algunas palabras sobre trabajo en reuniones, aquello era suficiente para al menos saciar el deseo de estar cerca suyo.

No podía besarlo, no podía oler el perfume que desprendían sus cabellos ni probar sus pomposos labios pero lo veía y eso era mejor que nada.

Pero ahora Jimin se iba.

¿No lo vería más? ¿Habían llegado al verdadero final de su historia?

Jungkook cayó nuevamente en una oscura depresión y se dejó arrastrar por ella todas y cada una de las veces que el dolor y la culpa vinieron a atormentarlo.

(...)

— Tae... No puedo más, no puedo verlo así...

—¿Está ahí otra vez?

—si, está en la puerta... Quiero abrirle... Quiero abrazarlo y decirle que lo amo

—Jimin... Pensa bien lo que vas a hacer, sé que es difícil. Si lo aceptas de nuevo recordá todo lo que viene adosado a esa decisión. Estabas muy seguro de lo que querías hacer hace unos días.

— quiero empezar de nuevo Tae, pero todo esto me hace mierda.

— si estás seguro de poder manejar todo lo que implica, abrile Jimin, déjalo pasar y decile que lo seguís amando... Pueden pelearla juntos. Pero si no lo estás, entonces no le des ilusiones falsas. Él está haciendo su duelo como mejor le sale.

— dios... Quisiera arrancarme el corazón y tirarlo a la basura. Sería más fácil así.

Jungkook había bebido de más otra vez y había terminado sentado en la puerta de la casa de Jimin, otra vez.

Esta situación se había repetido en varias oportunidades y el pelinegro estaba demasiado preocupado por el estado anímico del contrario.

Él no se encontraba mucho mejor pero al menos no se refugiaba en el alcohol.

Jimin dormía, dormía cada hora libre que tenía en su agenda.

Si no fuera por Taehyung y su inacabable paciencia probablemente no saldría de la cama ni siquiera para darse un baño.

Se suponía que con el pasar de los meses deberían haberse resignado y aceptado que lo suyo era historia, pero ninguno de los dos estaba pudiendo superar nada.

Luego de cortar la llamada con su mejor amigo Jimin volvió a la puerta de la casa y se sentó apoyando la espalda en la fría madera. Del otro lado Jungkook estaba exactamente igual.

Estaban cerca, a solo dos giros de llave de distancia.

Los sollozos del castaño habían cesado y ahora solo se escuchaban los de Jimin.

Había pensado unas mil veces como acomodar su vida y planes para poder incorporar a Jungkook y su nueva faceta de padre en ella.

La infidelidad ya había quedado muy atrás, dolía claro que sí, pero más dolía no tenerse en absoluto.

Había incluso imaginado como sería su vida junto al castaño y la pequeña bebé, intentando encontrarle un lado positivo para poder correr a los brazos de Jungkook y no sentirse tan idiota.