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— ¡QUIERO QUE RETIRES ESA PUTA DENUNCIA!

—¡LA JUSTICIA RESOLVERÁ TODO ESTO JUNGKOOK!

— ¡ME PASO LA JUSTICIA POR LOS HUEVOS PAPÁ! ¡HABLÁ CON QUIEN TENGAS QUE HABLAR PERO QUE LIBEREN A JIMIN AHORA!

Rosé y Jisoo acurrucadas en el escritorio de la primera escuchaban los gritos de ambos hombres.

— hace más de media hora que están así... ¿Deberíamos llamar a alguien?— preguntó la rubia preocupada.

— yo ya hablé con Jihyo pero dice que no pudo comunicarse con el señor Yugyeom... No sé a quien más podríamos recurrir.

— yo menos.

...

...

...

— ¡ROSÉ!

Escuchó su nombre siendo llamado y aunque le daba algo de miedo acercarse a la oficina lo hizo de todas formas por que era su trabajo.

Abrió la puerta y la voz seria y enfurecida del castaño la recibió.

— ¿dónde están las muletas que pedí que me consiguieras?

— en la oficina del señor Jimin... Digo en su nueva oficina... Jackson fue por ellas hasta la ortopedia más cercana y le trajo tres pares de diferentes tamaños por las dudas,  se las dejó allí para que las pruebe— respondió nerviosa.

Jungkook asintió todavía con el ceño completamente fruncido. Jeon Dongsun se veía igual de enojado que su hijo.

— llévame hasta allí— pidió exigente luego notó que estaba desquitando su mal humor con la persona equivocada — por favor — agregó para suavizar un poco su actitud.

— si señor Jeon— dijo la chica y pronto lo guío hasta la oficina antigua del pelinegro.

Jungkook pasó al menos una hora entera intentando caminar medianamente decente con aquellas cosas.

Era más difícil de lo que pensó pero no se rendiría hasta conseguirlo. Necesitaba poder moverse por si solo, necesitaba hacer algo para sacar a Jimin de donde sea que lo hayan llevado.

Había intentado llamarlo por teléfono claro, fue lo primero que hizo al escuchar lo que las secretarias le contaron. Pero el pelinegro nunca respondió. Suponía que le habían quitado el celular y todavía no había tenido la posibilidad de usar algún otro teléfono.

Luego de frustrarse, casi caerse un par de veces y gritar de dolor por que sus costillas dolían como la mierda, finalmente logró coordinar sus piernas para trasladarse por si solo sin necesidad de la silla de ruedas.

Con ese obstáculo superado se dispuso a salir de la empresa. Solo necesitaba saber dónde demonios estaba Jimin, a dónde lo habían llevado.

Llamó incontables veces a Min Yoongi, el abogado del pelinegro pero no logró comunicarse con él.

Los nervios y la impotencia estaban invadiendolo por completo, no podía quedarse más tiempo allí sin hacer absolutamente nada, así que salió de la oficina decidido a llegar a la calle y tomar un taxi. Todavía no sabía con destino a dónde pero ya vería eso después.

— ¿Hijo a dónde vas?— escuchó la voz de su padre desde la puerta de la oficina principal.

Lo ignoró olímpicamente y continuó su camino, a paso lento pero decidido.

—¡Jungkook espera! ¡No podes andar solo en ese estado!— dijo pero esta vez tomándolo de un brazo para detenerlo.

— ¡sí puedo mirame!— respondió casi de manera caprichosa ante su padre.

Too Much ✨ Completa ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora