Bakugou gruñó una vez más. Cualquiera pensaría que sería algo normal, algo que pasaba todos los días, pero aquella tarde era diferente. A lo mejor era por el esfuerzo o por el calor que pasaba en ese momento... Pero no, la razón de su malestar era la chica que tenía frente a él, haciendo sentadillas junto a sus dos mejores amigas.
El problema sería peor si no la conociera. Esa chica que en ese momento se reía por algo que le había dicho Mina era suya, solo suya desde hacía un año, y en ese momento le estaba atormentando con sus mallas de deporte, las cuales le marcaban las fuertes piernas y lo más importante: su trasero, ese precioso trasero que entraba perfectamente en sus manos. En ese momento, ella se giró un momento en su dirección y le guiñó un ojo antes de marcharse con Mina y Momo a beber agua.
Alguien le tocó en el hombro para captar su atención y volvió a gruñir. Kirishima levantó las manos en señal de rendición.
-Tranquilo, pero te recuerdo que queda otra sesión de quince con este peso.
Bakugou observó a su novia alejarse una vez más y volvió a tumbarse de espaldas, colocando ambas manos alrededor de la barra de metal, el cuero negro contra la piel de su espalda llena de sudor era una sensación ya muy familiar desde que empezó su entrenamiento como futuro héroe.
Levantó el peso con esfuerzo, sabiendo que Kirishima estaba a su lado por si le pasaba algo. Sus músculos se tensaron, algo cansados por las sesiones anteriores, pero podrían aguantar un poco más, así que empezó a contar cada vez que conseguía levantar aquel peso por encima de su pecho. Su mejor amigo le decía palabras de ánimo y contaba con él. Cerró los ojos un momento cuando llegó a cinco, respiró profundamente y siguió contando.
-Seis, joder...- maldijo en voz baja.
Ignoró el ruido del gimnasio, las voces de sus compañeros de clase e ignoraba que su novia estuviera mirándole desde uno de los bancos del gimnasio mientras se llevaba la botella de agua a la boca, intentando no babear por su novio y lo sexy que estaba con solo unos pantalones de chándal y las deportivas. Con todo el sudor acumulado en su cuerpo podría hacer explotar el gimnasio y ella seguro que moriría contenta. Observó como ese peso le costaba, ya llevaba doce y las últimas parecían costarle más, así que decidió sentirse traviesa, consciente de que él la había estado mirando durante todo el entrenamiento gracias a aquellas mallas que le resaltaban perfectamente el trasero.
Mientras Mina y Momo se iban a hacer un poco de cardio, Akane les dijo que iría a hacer algo de pesas y que las vería después. Dejó la botella de agua en el banco y se encaminó hasta su novio y su mejor amigo. Bakugou estaba tan concentrado en acabar el ejercicio que no vio a su chica acercarse a Kirishima y susurrarle algo al oído. El pelirrojo le sonrió y se marchó para dejarles solos.
Bakugou apretó la mandíbula, acercándose al final.
-Catorce...- gruñó. Bajó el peso una última vez, sin embargo, sus brazos colapsaron y la barra quedó apoyada contra su pecho-. Mierda...
Por suerte para él, su chica estaba allí y rápidamente pasó una pierna por encima de la cintura masculina para quedar sentada sobre él. Con su Don la fuerza en sus miembros aumentaba, por la tanto no le costó nada levantar todo el peso y colocarlo de nuevo sobre el soporte. Bakugou se llevó las manos a la cara en señal de frustración.
-Joder, casi lo tenía.
Ella le sonrió y se inclinó sobre él para besarle en el pecho.
-Yo creo que lo has hecho perfectamente, cariño.
Abrió los ojos de golpe y se encontró con los de su chica. En seguida se incorporó con ella todavía rodeándole la cintura. Sus fuertes manos la rodearon rápidamente, como si tuviera miedo de que marchara.
-Creía que estabas con las demás.
Le acarició el pelo rubio suavemente.
-Estaba- dijo-. Pero vi a mi sexy chico haciendo pesas y ya sabes que no puedo resistirme cuando te veo entrenar- continuó con un tono seductor.
Bakugou mostró una sonrisa lobuna y la besó en el cuello antes de volver a mirarla.
-Quizás no deberíamos entrenar juntos. Somos una distracción el uno para el otro.
Akane empezó a bajar una mano por su cuello y luego por su pecho.
-¿Oh? ¿Te distraigo?
De repente, agarró la tela de la malla que le cubría el trasero.
-Estas mayas... ¿son para entrenar o para ponerme cachondo?
Gimió suavemente cuando agarró la carne de sus nalgas.
-¿Por qué no ambas?
Él gruñó como a ella le gustaba, salvaje, animal, un sonido que prometía una sesión de sexo desenfrenada.
-¿Te parece bien ponerme duro cuando llevo un chándal, nena?
La mano femenina se aventuró hasta el elástico de dicho pantalón.
-¿Y a ti te parece bien que en la entrepierna de mis mallas se note lo mojada que me pones?
Con las manos en su trasero la restregó sobre su creciente erección y ambos consiguieron acallar un gran gemido que amenazó con salir de sus bocas. Akane bajó sus labios a los de su chico y...
Una cinta atrapó sus manos y la rodeó por la cintura. Los habían pillado, pero para nada estaban avergonzados, los dos se dedicaron sonrisas burlonas antes de que la cinta la obligara a levantarse.
-¡Bakugou, Nakamura, esto es un gimnasio! ¡Dejad esos asuntos para vuestro tiempo libre!
Akane levantó las manos y las cintas desaparecieron en seguida. Observó a su chico y rápidamente le besó en los labios, salados por el sudor.
-Esta noche, cariño- dijo besándolo de nuevo-. Te recompensaré por ser tan horrible distracción.
Él la besó una última vez y la observó alejarse de él, moviendo ligeramente las caderas y mostrándole un ángulo perfecto de su trasero. Maldijo cuando Kirishima se colocó a su lado con una sonrisa fanfarrona.
-Bueno... ¿Otra de quince?
Bakugou le miró enfadado.
-Cierra la maldito boca.
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One-shots BNHA (Dabi, Bakugou, Hawks)
Short StoryPequeñas historias de mis personajes favoritos de BNHA. Un poco de todo. Sé que os va a gustar.