One-shots BNHA (Dabi, Bakugou, Hawks)

Dabi (tatuador, +18, parte 1)

Akane abrió la puerta y la campanilla anunció su presencia dentro de aquel local. El olor a tabaco inundó sus fosas nasales nada más entrar, puso mala cara al mismo tiempo que la chica rubia detrás del mostrador levantaba la mirada de su revista. En seguida le dedicó una radiante sonrisa y se levantó de su taburete, poniendo los brazos, tatuados, sobre la mesa.

-¿Eres la cita de la seis?- Ella asintió-. Dabi sigue con un cliente, pero acabará en seguida. ¿Te importa esperar unos minutos?

-En absoluto.

-Estupendo. Toma asiento- dijo señalándole una de las sillas frente al mostrador.

La chica volvió a su revista y Akane se sentó dejando escapar un suspiro.

No podía negar que estaba nerviosa, pero tenía muy claro que eso era lo que quería hacer, incluso tenía el apoyo de sus padres, aunque su madre había insistido que hacer el tatuaje más pequeño, que no había necesidad de que se viera desde kilómetros de distancia.

Akane sonrió al verla preocupada, y acabó prometiéndole que iría al mejor tatuador para que no saliera nada mal. Sus amigos le habían recomendado aquel lugar, no invitaba a entrar, pero parecía tener buenas críticas, aparte de que sus amigas le insistieron una y otra vez, ya que el tatuador, según ellas, parecía salido de una fantasía sexual. Al parecer, sus amistades insistían en que dejara de un lado la sequía y se diera una alegría al cuerpo.

Dejó a un lado sus pensamientos cuando escuchó una puerta abrirse en la parte de atrás del local, luego el sonido de pasos que se acercaban y la melodía de una risa femenina que iba con un tono claramente coqueto. La sábana negra que separaba la entrada de la trastienda se hizo a un lado y la chica salió primero, seguida de un hombre alto y que a Akane le pareció totalmente atractivo. No le sonreía a la chica como ella hacía, de hecho, sus ojos azules mostraban un completo aburrimiento y agotamiento.

Sus miradas se cruzaron por unos pocos segundos, pero luego se dirigió a su compañera.

-Cóbrale, yo tengo que limpiar la habitación antes de la siguiente cita.

Se iba a marchar, pero la chica le detuvo cogiéndole del brazo.

-Te dejé mi número sobre la camilla. Llámame.

-Claro- dijo pasando de ella y liberándose de su agarre.

Se remangó la camiseta negra, dejando ver sus brazos llenos de tatuajes, y volvió a apartar la sábana mirándola con expresión neutra.

-¿Vamos?

Se puso de pie y le siguió a la parte de atrás, no sin antes fijarse en como la repasaba de arriba abajo, y es que Akane había optado por una falda negra para que fuera una prenda fácil de quitar y para que no apretara el tatuaje contra el pantalón que en un principio iba a ponerse. Pasó por delante de él y guió el camino hasta la habitación que él le indicó.

Se quedó un momento en la puerta mientras él limpiaba la camilla y recogía y desinfectaba la máquina que en poco tiempo usaría sobre ella. Cuando acabó le pidió que se sentara mientras se limpiaba las manos.

-¿Qué es lo que quieres?- preguntó sin mirarla.

Akane le miró arqueando una ceja.

-Deberías saberlo- le contestó.

Se giró hacia ella sin saber a lo que se refería.

-Normalmente es el cliente el que sabe lo que quiere.