Dabi ("Feliz cumpleaños, ratón")

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Porque hoy es mi cumpleaños y, aparte de tarta, merezco algo dulce.


Akane saltó sobre el hombre que corría a través de los callejones del Barrio Rojo. Dicho hombre pensó que podía asaltar a todas las pobres mujeres que se encontraban solas o con niños y salirse con la suya. Para su suerte, le pilló justo antes de que atacara a otra víctima, la mujer se sorprendió al verle aparecer, pero echó a correr cuando la vió aterrizar detrás del atracador, cosa que hizo el hombre en cuanto notó una presencia amenazadora, mucho más fuerte que la suya.

Le escuchó maldecir y emprendió aquella carrera por los callejones. Consiguió alcanzarlo yendo por los tejados y se dejó caer sobre él cuando pareció dudar sobre qué dirección tomar.

Un error fatal.

El hombre cayó al suelo de cara, con Akane sobre su espalda y agarrando sus brazos para impedir sus movimientos. Empezó a gruñir, a revolverse como una serpiente sin cabeza y maldecir a toda los ancestros de Akane. Ella le palmeó la espalda para tranquilizarle.

-Eso es, déjalo salir todo. En la cárcel no vas a poder hacerlo.

La mención de la palabra "cárcel" pareció hacer mella en él, ya que Akane notó como dejaba de luchar y admitía la derrota.

Ya podía escuchar las sirenas de los coches de policía, seguramente aquella mujer les había llamado, ahorrándole trabajo a Akane. Se puso de pie cuando cuatro policías la relevaron y se hicieron cargo del criminal. El juez de policía se acercó a ella para realizar la misma rutina, preguntas y testimonio, y luego se despidió para trasladar al atacante.

Todo ese alboroto atrajo la atención de los peatones de la calle más cercana, curiosos y fans de Akane se acercaron a ver que pasaba. Ella alzó la mano para saludar, provocando una alegría colectiva, sin embargo, debí seguir trabajando, así que se despidió y desapareció en la oscuridad del callejón a una velocidad que solo Hawks sería capaz de igualar.

Hablando del rey de Roma...

Se detuvo en una parte segura, debajo de una farola vieja con luz parpadeante cuando escuchó su móvil. Su nombre y la cara del héroe aparecieron en la pantalla. Akane contestó con una sonrisa.

-¿A qué debo este placer?

-Pajarito, no te enfades conmigo, solo te llamo para felicitarte.

Akane maldijo.

-Vale, muchas gracias, Hawks.

-¿Dónde estás?- preguntó con lo que pareció mucho entusiasmo-. Tengo una sorpresa para ti.

-Voy a colgar.

-¡No!- gritó al teléfono, obligándola a alejarse para que no la dejara sorda-. Pajarito, me he currado tu regalo, déjame dártelo.

Akane suspiró, sabiendo perfectamente que el pajarraco no callaría hasta conseguir lo que quería.

-Vale, está bien, pero mejor voy yo a tu agencia. No quiero que llames la atención de toda la ciudad.

-Eso es algo no se puede evitar- dijo riendo-. Te espero.

La llamada se cortó y Akane no pudo evitar sonreír como una tonta. La verdad era que Hawks era un amigo de verdad, se fijaba en todo detalle y se acordaba de todo, le daba la sensación de que no merecía su amistad.

Iba a guardar el móvil cuando percibió un movimiento a unos metros frente a ella. Dejó caer el móvil para colocarse en posición de ataque cuando escuchó una risa grave y masculina que conocía a la perfección. La figura salió de entre la oscuridad del callejón para ser alumbrado por la farola.

-Tranquila, ratón. No vengo con intención de pelear- dijo Dabi con un tono de burla al que ella ya se había acostumbrado.

Akane bajó la guardia, sabiendo de sobra que el villano no la atacaría, al menos no parecía tener esa intención.

-No te voy a preguntar qué haces en el Barrio Rojo.

Dabi se acercó más a ella, ahora los dos estaban bajo la luz parpadeante.

-Me gusta el ambiente.

-Seguro que sí- le contestó con la misma burla-. ¿Querías algo o esto es solo una coincidencia?

Dabi levantó la mano y la pasó por la mejilla femenina, un gesto que la sorprendió por su ternura.

-Estaba buscándote.

-Oh. ¿Qué plan malvado has pensado esta vez?

La sonrisa maliciosa de Dabi podría poner los pelos de punta a cualquiera, pero no a Akane.

-No creo que sea malvado.- Metió la mano en uno de sus bolsillos del pantalón y sacó una pequeña vela, la cual encendió con una llamita azul que salió de su dedo-. No tengo tarta, espero que no te importe.

Akane se quedó mirando la vela como hipnotizada, sin haberse esperado ese gesto tan dulce de parte de un peligroso villano.

-Dabi... Esto es...- Agarró la vela y sonrió, sonrió de verdad-. Yo no te di nada por tu cumpleaños, no estabas en la obligación de hacerlo.

-Lo sé muy bien, ratón, pero no tiene nada de malo ser detallista.- Se pegó a ella, solo separados por la vela. En ese momento, luz se fundió por completo, dejándolos en la oscuridad y con solo la luz azul que representaba su día importante-. Vamos, ratón, pide un deseo.

Akane siguió sus instrucciones y cerró los ojos, pensó con cuidado lo que más deseaba en el mundo y dejando salir un ligero soplo de aire, apagando la vela al instante y sumiéndolos a los dos en la oscuridad. Para su sorpresa, Dabi aprovechó ese momento para acercarse más, dejó caer su boca sobre la de ella con ganas y sacándole un gemido de sorpresa. Akane dejó caer la vela de la impresión, siendo consciente de que Dabi la estaba besando, cosa que nunca había hecho antes. Era cierto que siempre flirteaban entre ellos, al menos él lo hacía mucho, pero nunca había pasado nada.

Hasta ese momento.

Akane no sabía por qué Dabi había decidido ese momento para besarla, ni siquiera sabía que le atraía de esa manera, pero el fervor con el que devoraba su boca le hacía entender que llevaba mucho tiempo queriendo eso.

El villano puso fin al beso cuando no sintió el otro par de labios moviéndose al son de los suyos.

-Ratón, me rompes el corazón con este rechazo.

Akane pareció despertar de su ensoñación.

-¿Qué?

Dabi se rió suavemente, justo encima de sus labios.

-Parece que te he arrebatado hasta la capacidad de pensar.

-No, es solo que no me esperaba esto. No sabía que...

Él volvió a reírse.

-No eres tonta, ratón. ¿Pensabas que tonteaba contigo solo por entretenimiento?

No sería la primera vez que Dabi coqueteaba con las mujeres, ya lo había hecho delante de ella muchas veces.

-Bueno...

La detuvo para agarrarla de la cintura y con un movimiento rápido pegarla contra la pared más cercana.

-He tenido la intención de besarte por mucho tiempo, y pienso seguir haciéndolo- dijo rozando ambas bocas-. Y, si me dejas, también follarte como una mujer como tú se merece.

Aquella nueva sensación le sacó un gemido, de repente hacía calor en aquel callejón y no creyó que fuera por culpa de Dabi, su traje se pegó a su cuerpo de tal manera que llegó a ser incómodo.

-Dabi...

-¿Vas a dejarme, ratón?

No supo que la animó a asentir, si las palabras de Dabi o el hecho de que su coño estaba mojando la tela de su traje.

Dabi sonrió una vez más.

-Si ese no era tu deseo, ratón, voy a hacer que lo sea para el resto de cumpleaños que tienes por delante.

Fueron sus últimas palabras antes de que la volviera a besar en aquel oscuro callejón.

One-shots BNHA (Dabi, Bakugou, Hawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora