v. Who got the power?

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A la mañana siguiente me levanté después de sufrir una pesadilla sobre el tema recurrente, la muerte de papá. Creo que también había estado arañándome los brazos otra vez, ya que los tenía irritados y muy rojos.

Me di una ducha fría para activarme y olvidar todo lo que había sucedido durante la noche, y me enfundé en un traje compuesto por unos pantalones negros ajustados, una camiseta de manga larga color burdeos y zapatos de cuero. Me recogí el pelo en un moño lo más perfecto que pude y salí a desayunar. Estuve sola en el enorme comedor hasta que, después de una hora, Peeta y Haymitch aparecieron. Ambos me dieron los buenos días y se llenaron los platos hasta arriba como yo ya había echo anteriormente. Después de terminarse su desayuno, Haymitch suspiró y apoyó los codos en la mesa.

— Vayamos al asunto: el entrenamiento. En primer lugar, decidid si queréis entrenar juntos o separados.

— Juntos, no tenemos nada que ocultar — respondí.

— De acuerdo, pues dadme alguna idea de lo que sabéis hacer.

— Cuchillo, hojas largas y arco. También se hacer trampas y reconocer bayas mortíferas; y se trepar. — hice una pausa para pensar y seguí —. Y no siento dolor ninguno.

— Yo no sé hacer nada.

— Peeta pude aprender camuflaje, se le dan bien los glaseados. Es fuerte y sabe convencerte de lo que sea. Oh, y la lucha libre, quedó segundo en un campeonato en la escuela — respondí en su lugar, el mencionado me dirigió un rostro lleno de duda — No te subestimes, Mellark.

— Adhara tiene el perfil de una militar — dijo Haymitch con un tono gracioso —. Bien bien. No te puedo garantizar que consigas armas en  la arena, pero sabes trampas lo cual es muy bueno. Aprended cosas nuevas y manteneos alejados de lo que ya sepáis, guardarlo para la sesión privada con los Vigilantes. Id siempre juntos a todo. Ahora reuniros con Effie en el ascensor. 

Las salas de entrenamiento se encontraban bajo el nivel del suelo de nuestro edificio, pero no supe eso hasta el último día - Haymitch no quería que me diese un ataque de pánico y no pudiese entrenar -. Y como siempre, fuimos los últimos en llegar.

— ¿Por donde quieres empezar? — me preguntó mi acompañante, serio.

— Mmm, deberíamos aprender nudos.

Fuimos los únicos que nos pasamos por el puesto de nudos en toda la mañana, así que ya teníamos una ligera ventaja. Después de ese puesto fuimos al de camuflaje, para que Peeta pudiese aprender algo de valor; y por último nos pasamos por el puesto de los cuchillos. Se que Haymitch nos dijo que nos mantuviésemos alejados de lo que sabíamos, pero quería enseñarle a Peeta.

— Tienes que flexionar el brazo así — me posicioné detrás de él y le coloqué el brazo bien —, lo estiras con rapidez y sueltas, simple.

Aunque lo intentó varias veces, no era lo suyo, así que tomé la decisión de exponer mi habilidad y ponerle un ejemplo. Agarré una de las muchas hojas pequeñas que teníamos a nuestra disposición y la lancé de una distancia de unos veinte metros, y acerté en la cabeza de lleno. 

— Y así se hace — al girarme pude notar la mirada de todos mis oponentes posada en mi. — Y así es como se ganan enemigos fácilmente — le susurré a Peeta en el oído.

Los días restantes los utilizamos para aprender otras cosas que no sabíamos, como hacer fuego o refugios, mientras que los demás tributos repetían la misma prueba una y otra vez para demostrar su talento.

En el último día de entrenamiento pasamos la comida todos los tributos juntos, en el gran comedor de la planta baja, antes de las pruebas delante de los Vigilantes. Peeta y yo nos sentamos en una mesa apartados de los demás, hasta que Cato - tributo del Distrito dos, uno de los profesionales - nos visitó.

— Chica en llamas — comenzó —, venía a ofrecerte la oportunidad de unirte al grupo de los profesionales.

Rápidamente me giré hacia Peeta, el cual tenía la misma cara de desconcierto que yo. ¿Yo? ¿En el grupo de los profesionales?

— ¿Porqué? 

— Te hemos visto lanzar cuchillos, y lo haces mejor que Clove. ¿Qué dices?

Las palabras de Hamytch rebotaron en mi cabeza "Id siempre juntos" ¿Eso se aplicaba también a la arena? Por que, según mi lógica, si yo me unía a los profesionales íbamos a acabar matando a Peeta, y eso no podía ser.

— Claro, Peeta y yo estaremos encantados de unirnos a vosotros.

Sabía que ellos no querían a Peeta en su equipo, pero si me querían a mi tendrían que aguantarlo a él también, por que somos un equipo.

— Perfecto — masculló Cato para después volver a su mesa.

Distrito a Distrito, los Vigilantes empezaron a llamarnos después de la comida, primeros los chicos y después las chicas. Por lo consecuente, yo iba a ser la última. A causa de los nervios, Peeta y yo permanecimos en silencio hasta que lo llamaron a él.

— Enséñales lo que es un buen camuflaje — le animé.

— Y tu dispara bien.

Después de quince minutos, me llamaron. Me alisé la camiseta y el pelo y entré a la sala. Nada más entrar me percaté de un problema, los Vigilantes ya han visto otras veintitrés demostraciones, así que estarán cansados o muy borrachos para prestarme atención. 

No pude hacer más que seguir el plan, enseñarle las lecciones que Katniss me dio de arco hace mucho tiempo en el bosque. Llevaba días deseando ponerle las manos encima a los lujosos arcos del Capitolio. Me dirigí al puesto de arcos, cogí uno y me eché un carcaj lleno de flechas de algún metal a la espalda. Observé las dianas con formas humanas y empecé a disparar. Le di a todas dianas en el corazón, a excepción de una - la primera, ya que me tenía que acostumbrar al nuevo arco -, pero los Vigilantes seguían sin prestarme atención. Me dirigí al puesto de espadas y me enfrenté a un maniquí con forma humana, el cual terminó muerto en menos de un minuto, pero los Vigilantes seguían en su mundo.

¿Qué podría hacer para llamar su atención? Arcos no, cuchillos tampoco, ni trepar. El no sentir dolor iba a ser mi mejor carta para jugar. Debía de ser un corte no muy profundo pero lo suficientemente vistoso para que se percataran de el. ¿Enserio iba a hacerlo? ¿A tanto había llegado para conseguir una puntuación? Tenía que arriesgarlo todo...

Busqué en sitio en blanco en mi brazo y lo hice allí, después lance el mismo cuchillo lleno de sangre hacia la mesa de los Vigilantes, ahora si tenía su atención. Extendí los brazos hacia los lados e hice una reverencia ante sus caras de asombro.

— Gracias por su atención, queridos Vigilantes.

Y salí de la sala, con los cortes todavía emanando sangre. Agarré unas servilletas del comedor donde había estado hasta hace unas horas y me adentré en el ascensor. Seguramente consiga entre un tres o un uno, porque no han visto nada de mi entrenamiento y les he lanzado un cuchillo, además de que me fui antes de que me diesen permiso.

Las probabilidades de ganar los Juegos se habían esfumado por esta tontearía.

P E A C E  ▬ Peeta MellarkWhere stories live. Discover now