Las grandes manos de Peeta recorrían mi costado, arriba y abajo, mi cabeza sobre su pecho deleitándome con los latidos de su corazón y su lento respirar. Fuera hacía un agradable día nublado, con algunas gotas reflejadas en el cristal del tren; de camino a casa.
Habían pasado menos de veinticuatro horas desde que habíamos salido de la arena, aunque no habían sido suficientes para olvidar algo, ni siquiera los primeros días. Toda la sangre, todas las muertes, las persecuciones... Todo volvía hacia mis ojos como si de una película se tratara en cuanto intentaba dormir algo. Los recuerdos estaban tan vívidos que a veces llegaba a creer que no había salido de la arena. Estaba todo el tiempo alerta, lista para el combate aunque intentara recordarme que ya no estaba en aquel horroroso lugar.
Según Haymitch era normal tener pesadillas sobre los Juegos, pero los recuerdos así de reales era un nuevo escalón en la escalera del estrés post-traumático. Estaba acostumbrada a ser la arquera, pero nunca la presa. Y eso me ponía de los nervios.
Y después estaba Peeta, quien parecía haberlo olvidado todo.
- Peeta - me incorporé quedando apoyada sobre mi antebrazo para poder observar al mencionado mejor - ¿Cómo lo has hecho? ¿Cómo has podido pasar de página tan rápido?
- No lo he hecho - contestó con el entrecejo arrugado.
- Cada vez que cierro los ojos veo el rostro de Rue, cada vez que el silencio llega a mi oigo los gritos de Cato, cada vez que... que no te veo pienso que estás en ese río desangrándote otra vez. Y no se si esto solamente me pasa a mi, porque tu pareces estar calmado todo el tiempo y yo estoy preparada para luchar siempre. Siempre lista para el combate.
Su mano escaló hasta mi rostro, apoyándola a un lado de este mientras mantenía el contacto visual.
- Adhara, es completamente normal por lo que estás pasando, y comparada conmigo yo no he vivido nada en la arena. Tu viviste un completo infierno. Mi único miedo era perderte, y ahora se que te tengo para siempre.
- Para siempre es un periodo de tiempo muy grande.
- Y estaré dispuesto a quedarme junto a ti todo lo que me permitas.
- Al final, todo el mundo acaba viendo mi verdadero yo y me dejan. - aparté la mirada, aunque Peeta rápidamente volvió a captar mi atención.
- Juro que siempre seré tuyo.
- Estas jugando con fuego, Mellark.
- Espero quemarme entonces.
Compartimos un dulce momento de pareja, o por lo menos ambos suponíamos que ahora éramos pareja. Rezaba por mantenerme en este instante para siempre, no quería llegar a casa y ver a Rue en Primrose, recordar la muerte de Cato cada vez que mirara a los ojos a Gale - no sabía el porqué, pero los encontraba muy parecidos -.
Volver al Distrito donde mi madre había sido elegida para la peor experiencia de su vida; y tener que admitir, aunque me cueste, que está mejor muerta que viviendo con este peso.
Si, había ganado.
Ahora tenía que vivir con el trauma.
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P E A C E ▬ Peeta Mellark
Fanfic|| 𝙿 𝙴 𝙰 𝙲 𝙴 𝘈 𝘗𝘦𝘦𝘵𝘢 𝘔𝘦𝘭𝘭𝘢𝘳𝘬 𝘧𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤𝘵𝘪𝘰𝘯 . . . 🏹🔪 𝘋𝘰𝘯𝘥𝘦 la suerte del tributo femenino del distrito doce cambia el día de la cosecha ó 𝘋𝘰𝘯𝘥𝘦 el tributo masculino del distrito...