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Estabas ya despertando con un un increíble dolor en la espalda, que hizo que quisieras seguir durmiendo.
Te acordaste de lo que pasó anoche y simplemente hundiste la cabeza en la almohada por la vergüenza.
Viste alrededor de la habitación y ninguno de aquel par estaba en ella, que hizo más fácil maldecirlos en voz alta.
Una vez terminaste de decir de hasta lo que se iban a morir quedaste viendo a un punto fijo pensando que ibas a hacer.
Ya que sabias perfectamente que estabas ahí en contra de tu voluntad, pero si ibas en contra de ellos tenías aún menos posibilidades de salir de ese lugar.
En cambio si fingias que querías estar con ellos sería más fácil atacarlos por la espada y huir.
Mientras tanto con tu padre, ya estaba la policía en busca tuya, que eso podía o no complicar tus planes.
Escuchaste como abrieron la puerta de madera que rechinaba, volteaste a ver y era Wakasa.
— ¿Y Shinichiro? — preguntas
— Salió en busca de comida — mentira
— Ohh ya veo, ¿que hora es? — preguntas ya que no tenias ningún reloj cerca de ti
— Es la una de la tarde, estuviste toda la mañana durmiendo...
Lo quedas viendo, sinceramente no tenías por qué mentirte, después de todo aveces te levantabas más tarde.
Asientes con la cabeza y un silencio se apodera del lugar ambos sin saber que decir.
— Sabes que no podrás hui-
— Lo sé, no tienes que repetirlo — interrumpes
— Esta bien, te dejo, iré a buscar a Shinichiro
Wakasa salió de la habitación y cerró la puerta con llave, para cuando el pelinegro volvió, fue s dejar comida a la habitación de su chica y regresó a la sala con Wakasa.
Shinichiro tenía con él, una hoja de cuantas cabañas habían en la zona, quienes trabajaban ahí, cuantas personas eran incluidas niños, cuando autos habían, cámaras de seguridad, y sabes el horario de los dueños.
Se iban a encargar que nadie de la zona supiera quienes son. y para eso empezarían desde ya.
Primero que nada fueron pinchando cada llanta de cada uno cerca incluido el de ellos mismo.
Seguido de eso hicieron varias cartas diciéndole a los inquilinos de cada cabaña que por el décimo aniversarios de la empresa harían una comida en grande para todos, totalmente gratis.
Así todos estarían reunidos en un mismo lugar, en lo que hicieron todo esto ya había dado la noche, fueron a la recepción donde se encontraban los jefes.
En cuanto llegaron, saludaron como si nada y se encargaron que no hubiera nadie cerca.
— Buenas noches — saluda Shinichiro
Se sentaron en una de las sillas que estaban ahí, y en cuanto vieron que estos dos se distrajeron tomaron un trapo y con eso usaron una mordaza para esos dos.
Mientras que los señores ya grandes luchaban por que los soltara, Wakasa con una mano sacó un pañuelo de su bolsillo y Shinichiro con su mano libre sacó un bote pequeño y derramó el líquido en el pañuelo.
Wakasa al ver que estaba totalmente húmedo lo coloca en la nariz de la señora, esta al inhalar el olor empieza a perder el conocimiento, deja en el suelo a la señora y luego va con el marido.
Los llevaron al baño que estaba en la recepción y empezaron a arreglar el lugar para la "cena gratis"
Y luego empezaron a esperar a que llegarán los demás inquilinos, todos estos llegaban con sus mujeres e hijos.
Cuando el lugar se llenó, todos hablaban con todos, Wakasa fingiendo que le había entrado una llamada y salió osea cerrar cualquier tipo de salida.
Le mando un mensaje a Shinichiro y este se levantó de su lugar y fue al baño, donde los jefes estaban dormidos y golpeados para pegar un grito y llamar la atención de todos.
La multitud de inmediato fue a ver que sucedía y vieron a los señores ya grandes tirados ahí
Cuando Shinichiro vio la oportunidad salió de entre la multitud sin que se dieran cuenta y cerraron la puerta principal con llave.
De inmediato, la gasolina que tenían sus carro que ya habían sacado previamente la llevaron al lugar para empezar a llenar el lugar de este, y que ardiera en llamas
— Huelen eso.. — habló uno de los señores que estaban dentro
— Huele a gasolina...
Uno de los señores se acercó a la puerta principal para tratar de abrirla pero está estaba atascada.
— ¡La puerta no abre! — exclama el señor
Todos dejan a los señores de lado para empezar s tratar de abrir, pero cuando menos se fueron cuenta es que el lugar estaba rodeado de fuego y el lugar se estaba quemando.
Y todos ahí adentro se iban a morir quemados y no había nadie quien lo impidiera.
Shinichiro y Wakasa vieron el lugar arder en llamas, los gritos de las personas pidiendo ayuda.
Se dieron la vuelta como si no estuviera pasando nada, para seguir con la siguiente parte de sus plan.
Todo estaba yendo tal y como querían.
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