chapter twenty three

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🎨 ˚ CAPÍTULO VEINTITRÉS ˚.*ೃ
la charla más esperada
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Un viaje que pretendía ser rápido se volvió largo y terriblemente silencioso para ambos caballeros que caminaban prácticamente con el corazón en mano hacia las afueras del club

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Un viaje que pretendía ser rápido se volvió largo y terriblemente silencioso para ambos caballeros que caminaban prácticamente con el corazón en mano hacia las afueras del club. Uno estaba nervioso y ansioso por hablar con cierto hombre que le robaba cada ápice de su aliento; el otro sólo quería que todo acabara, quería salir lo más pronto posible de una conversación que lo deprimía completamente.

Podemos saber de manera perfecta cuál es cuál.

Lord May caminaba por los largos pasillos tratando de no hiperventilarse nuevamente. Sus manos estaban inquietas detrás de su espalda y su estómago parecía revolverse en cada paso que daba. Quería y a la vez no hablar con el rubio, aunque después de todo parecía inevitable. Tenía que hablar con él nuevamente para aclarar cosas con la cabeza más fría; aún tenía mucho que decir, mas su boca parecía querer hacer todo lo contrario. Sabía que si hablaba se sentiría un poco más liberado, pero ¿Qué más podía decir después de todo lo que se había planteado, dicho y expresado con anterioridad? Al parecer sí, siempre había algo más que decir.

El Marqués por su lado estaba con los nervios de punta por dos razones muy particulares. La primera de todas era que por fin hablaría con Brian; podría decirle directamente que lo sentía –a pesar de que ha lo había hecho–, mas nunca estaba de más recalcarlo. La segunda razón era más paranoia que otra cosa... ¿El Conde realmente se iría a Inglaterra? Él esperaba que no. No podía perderle de manera definitiva.

Luego de despedirse de más gente de lo previsto, ambos hombres llegaron a la entrada del club de caballeros y se quedaron parados ahí. No se miraron, no se hablaron, no hicieron nada; se quedaron quietos mirando al frente reteniendo cada impulso nervioso. Parecía que el tiempo se había detenido, pues nada parecía moverse. Hasta ellos estaban totalmente inertes.

¿Tanta espera para no decir nada?

El primero en hacer un movimiento fue el rizado, quien bajo la reciente mirada de Roger se sentó en el suelo con las piernas cruzadas sin importante que sus pantalones blancos se ensuciaran.

Lord Taylor siguió su acción y ambos quedaron sentados uno al lado del otro, nuevamente sin mirarse.

Si no fuera por el sonido de las hojas meciéndose en las ramas de los árboles, uno que otro murmullo de los caballeros al interior de la residencia o de sus propias respiraciones, un silencio totalmente sepulcral se hubiese apoderado del ambiente sin dejar pasó al más mínimo ruido.

Las manos del Conde se movían nerviosas bajo su regazo y sus dedos marcaban un ritmo constante sobre sus piernas; el joven de ojos azules miraba la entrada del lugar, analizando cada carreta y sus respectivos detalles para alivianar su creciente ansiedad.

lady taylor ♡ maylor ❜ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora