chapter five

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🎨 ˚ CAPÍTULO CINCO ˚.*ೃ
para eso están los amigos
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La reunión de caballeros se había prolongado más de lo previsto, por lo cual los hombres que estaban en la mesa, para pasar el aburrimiento comenzaron a conversar de cosas varias

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La reunión de caballeros se había prolongado más de lo previsto, por lo cual los hombres que estaban en la mesa, para pasar el aburrimiento comenzaron a conversar de cosas varias. Negocios, familia, aventuras, salidas, entre otras cosas. Eso, hasta que el Conde May tocó el tema que tanto el Duque Mercury como el Marqués Taylor preferían mantener lo más alejado de ellos posible.

—Fred, Roger —comenzó el rizado de manera cautelosa—, ¿Han sabido algo de Lady Taylor?

El rubio sintió que su corazón se contraía y que sus manos comenzaban a sudar; eso pasaba cada vez que alguien mencionaba a su alter ego femenino.

—Nada —respondió Frederick de manera tajante, haciendo que Brian frunciera un poco el ceño.

—¿Nada de Nada? ¿Ha leído mis cartas al menos?

El ojiazul se enderezó rápidamente y miró alternadamente a sus amigos.

—¿Cartas? ¿Qué cartas? —preguntó con voz calmada y dubitativa, aunque por dentro tenía un huracán de emociones.

—Oh, olvidé decírtelo —comentó el Duque falsamente sin siquiera mirarlo—. Brian le ha estado mandando cartas a Lady Taylor... Casi todos los días.

La boca del rubio se abrió y cerró como la de un pez.

—¿Cartas de qué?

El Conde sonrió soñadoramente, pero no de una manera melosa, al contrario, la dupla podía admitir que la mueca era bastante encantadora.

—Sólo cartas...

—Estás muy obsesionado con ella, Lord May —dijo el rubio, tratando de que ninguna de sus emociones se filtrara por su tono de voz.

La mera mención de Lady Taylor hacía que la sangre se le subiera a la cabeza y no supiera que hacer. Lo ponía completamente nervioso y para remate tenía sentimientos encontrados. Amaba y odiaba la mención de dicha mujer, pero había una emoción que dominaba cada vez que veía la cara de su amigo rizado, quien normalmente sonreía a más no poder cuando una imagen de ella pasaba por su cabeza. Esa mueca encantadora hacía que el corazón inamovible de Roger oscilara de una manera extraña, de una manera que sólo Madame Poisson podía.

Aún le costaba aceptar el hecho de que tanto Jeanne-Antoinette como Brian, movían los hilos de su corazón.

—¿Y ella ha visto las cartas, Fred? —preguntó el Marqués con bastante curiosidad. Miró a su mejor amigo quien solamente tragó.

—Sí, pero no sé si las ha leído. Ya sabes, Lady Taylor es una mujer muy ocupada.

—¿De verdad? —dijo el rubio con fingida sorpresa.

lady taylor ♡ maylor ❜ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora