𝐄l día había empezado cálido y alborotado dentro de la fortaleza, con movimientos veloces de las criadas y parteras que indicaban la labor de parto de la princesa Rhaenyra. Se pusieron en marcha de asistir a la heredera al trono. Al esparcirse la noticia, Val deseaba estar con ellas y ver a su señora madre traer al mundo un nuevo vástago. Estaba emocionada y nerviosa. Era lo bastante mayor para apreciar lo maravilloso que resultaba la idea de conceder a alguien, más si fuese su hermano o hermana menor.
En cambio, estaba en los aposentos, aguardando, tratando de concentrarse en que sus puntadas estuvieran alineadas sin que Jen le diera una mirada de incertidumbre. Aún no la perdonaba por llegar atrasada a sus prácticas de las artes femeninas. A Val se le revolvió el estómago con la mirada insistente de su criada y terminó por soltar un aliento de cansancio.
Descansar no era algo que tuviera en mente, sólo tenía aquella calma cuando miraba a sus pies plácidamente. Sus hermanos, Jace y Luke, tormentosos e igual de ansiosos que Val en aquel día importante, mantenían ocupado sus tiempos recostados, con risas y exclamaciones de guerra, entretenidos con juguetes de caballeros y dragones con la afectuosa sonrisa de Ser Harwin Strong presente.
El oro adornaba la habitación con la piedra clara como la mañana, los juguetes esparcidos le incitaban a abandonar sus labores. Val hizo caso omiso a ello. Era una princesa, con la sangre de la antigua valyria corriendo por sus venas, actuar bajo impulsos no era lo que había leído que hacían sus antecesores, o el de otras nobles casas. Actuar como una dama, sí, era lo que debía hacer en aquel día especial, no perderse en la neblina ansiosa de su mente que no la dejaba siquiera dejar una puntada derecha en el emblema de su casa: el caballo de mar optó por estar decapitado bajo su propia cola.
«Debe cumplir con sus deberes, princesa —dijo una vez su criada, al inicio de las lecciones—. Al igual que sus hermanos, usted será parte del reino y necesita ser perfecta en todos los aspectos —y añadió al final rodeándola con los brazos—: Es esencial para usted, mi princesa.»
Jace y Luke carcajeaban revoltosos y con un ánimo que golpeaba el aliquebrado de Val. Al contrario de ellos, no era esbelta ni fornida, más bien era raquítica y con una inclinación a ser una burla para algunos lores. No se preocupaba demasiado por ellos, los dichos iban y venían como las noticias de los fallecimientos de algunos hombres. Los dioses sabían cuándo una injusticia se interponía en el camino de quienes eran merecedores de rendirles tributos. Val creía fielmente en ellos, lo mostraba comportándose como dictaba su título de noble cuna y siguiendo sus respectivas labores.
Trató de mejorar la costura, como muestra de que no se rendiría ante una simple práctica, pero empeoró con crearle una segunda cola al símbolo de la casa Velaryon.
—Sólo es práctica, mi señora —le dijo Jen, con una rigidez que no le reconfortaba—. Dentro de poco, podrá trazar increíbles bordados.
Val no lo demostró frente a su criada, el desánimo le obligaron a quedarse en silencio unos segundos, pero sus hombros se relajaron cuando oyó la voz de Ser Harwin:
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𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 ──── hotd
Fanfiction𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 | ' el amor más acalorado, tiene el fin más frío ' ‾‾‾‾‾‾‾‾‾‾« en donde Valaena Velaryon quedó marcada en la historia como 'la del corazón roto' por anhelar a su amor que nunca retornó » ‾‾‾‾‾‾‾‾‾‾ ▹ house of the dragon fa...