1: Entre Cuatro Paredes

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Entre cuatro paredes muchos estudiantes de cuarto semestre de Derecho todos los días estudiaban desde temprano hasta el atardecer. A la mitad de la jornada los alumnos salían a deportes durante dos horas, pero entre todos los alumnos había uno que jamás salía a esa clase.

Aquel joven siempre se quedaba sentado en su lugar tomando su almuerzo o leyendo algún libro. Era aburrido, por supuesto que lo era, pero había ocasiones en que no estaba tan solo, pues la profesora de la siguiente clase a veces pasaba a tomar su almuerzo con él y acompañarlo hasta la siguiente clase, aunque eran muy pocas las ocasiones, disfrutaba esos días.

Algunas veces, cuando estaba solo, se imaginaba como sería poder estar con sus compañeros, aunque claro, alguien que no podía ver, no podía asistir a una clase donde debía tener reflejos y él no podía ver.

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— Bien, jóvenes. La clase termina. Nos vemos el día de mañana, pueden irse a su clase de deportes. — habló el profesor cerrando el libro que tenía en manos.

Todos los estudiantes comenzaron a guardar sus cosas para irse.

Junkyu sólo cerró su libro y se acomodó sobre su lugar.

— Junkyu, — llamó un joven de cabellos rubios. — antes de que nos vayamos a deportes, ¿necesitas algo? Yoshinori y yo iremos a la cafetería por una botella de agua.

— No, estoy bien, Hyunsuk. — respondió con una sonrisa.

— ¿Seguro que no quieres venir? El profesor dijo que puedes quedarte sentado en las gradas. Te prometo que te cuidaremos. — dijo uno más de cabellos negros sentándose a su lado.

— No, está bien, Jihoon. Me gusta estar aquí en el salón. Además, quiero repasar el tema que dijo el profesor y voy a leer un rato. — respondió mostrando un nuevo libro que sacó de su mochila. — Mi hermana me lo compró.

Jihoon lo tomó y lo abrió hojeandolo un poco.

— Cool, este si tiene letras. — dijo Yoshinori recibiendo inmediatamente un golpe de los otros dos. — Sólo digo, — agregó justificándose. — así podemos leerlo nosotros también.

Junkyu sonrió de lado ante lo dicho.

— Es que ustedes son los únicos que me regalan libros y como ya habrán visto, son más escasos con letras y además son más caros que uno normal.

— Tiene razón y son muy difíciles de encontrar. Al menos en nuestra biblioteca no hay ninguno y en varias de la zona no los hay. — dijo Hyunsuk.

— No quiero ser grosero, pero creo que deberían irse a deportes o tendrán retardo. — dijo Junkyu sobando su brazo derecho.

— Tienes razón. — Jihoon lo despeinó un poco y Yoshinori apretó ligeramente sus mejillas.

— Nos vemos, Junkyu.

Sus amigos finalmente se fueron y Junkyu volvió a sentirse solo como todos los días.

Estiró la mano por toda su banca para encontrar su libro, pero sus amigos lo habían dejado cerca de la orilla y mientras lo buscaba terminó por tirarlo.

— Agh... Torpe... — dijo para sí mismo haciendo la silla a su lado hacia atrás. Se agachó y comenzó a buscarlo estirando la mano.

Se alejó un poco más y entonces alguien más pasó sobre él pisando sus dedos. Junkyu se reincorporó atrayendo su mano consigo mientras sobaba sus dedos.

— Lo siento, no me fijé. — dijo aquel chico con una sonrisa. — ¿Buscas esto? — preguntó acercando su libro lo suficientemente cerca como para que lo sintiera y luego nuevamente lo lanzó aún más lejos de él. — Entonces búscalo.

— Es patético verlo así. — dijo el profesor. — Sólo dáselo.

— No, es más divertido que lo busque. Me divierto mucho haciendo esto. — respondió el otro.

— Por favor dame mi libro, Chanwoo... Por favor, te lo suplico, dámelo...

— Y si quiero, ¿qué vas a hacer? — Chanwoo le dio un golpe en la nariz con su dedo índice y después se fue junto al resto del grupo.

El profesor se acercó y lo levantó entregándole su libro.

— Si no puedes ni siquiera defenderte a ti mismo, ¿qué te hace pensar que algún día podrás ser un abogado?

— Esto es diferente... — dijo Junkyu. — Hay cosas que no puedo hacer, necesito ayuda a veces, pero yo...

— Tú no necesitas ayuda a veces, necesitas ayuda siempre. — corrigió. — No sabes llegar al salón por ti mismo, tus amigos tienen que ir por ti. Todos los días tu hermana tiene que interrumpir su trabajo para venir por ti. Vamos, ni ir al baño solo puedes.

— Es porque no conozco este lugar. Jamás he podido explorarlo para saber dónde están los baños o mi salón. Pero yo puedo...

— Junkyu, seamos honestos. — interrumpió mientras tomaba sus cosas. — Eres miserable y estás perdiendo el tiempo en este lugar. Te lo digo por tu bien, tómalo como un consejo.

Había muchas razones por las que se sentía más seguro estando solo en su salón, pero había otras tantas por las que en ningún lado se sentía seguro ya.

Lidiar con comentarios sobre su discapacidad era algo de todos los días, pero aún así era algo que seguía influyendo en él y que le seguía doliendo.

«lindo corazón» - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora