fuera de konoha

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Narra Lucia

Apenas nos fuimos, me prepare para irnos por la noche, ya tenía el permiso de salida después de todo, no podían detenerme.

No me quedé más tiempo con ganas aún que insistía, le expliqué que me quería ir cuánto antes, sabía que no diría nada ante eso, solo le pedí que le diera mis saludo a las chicas si las veía y que me disculpara por no poder hablar con ellas, que me hubiera gustado conocerlas mejor.

Ya por las calles, podía percibir cómo nos seguían, pero gracias a que era una noche activa, la gente pasaba dándome tiempo a despistarlo.

Llegando a la entrada de konoha salimos con calma, pues el parece que era el cambio de turno.

Con Naruto el ya se encontraba dormido, caminando con pasos largos, ya viendo konoha lejos, puse a Naruto en mí espalda, tapando lo con una manta.

Lo había despertado por eso, pero para mí suerte el sueño era más fuerte, no duro ni un minuto que se volvió a dormir.

Con el tema de la mochila, tuve que tenerla en mano, no me pesaba mucho, pero ahora me hubiera gustado ponerle un modo para que se encoja.

Toda la noche estuve entre saltos, lo hacía lo menos movido que pude, no quería despertar a mí pequeño.

Pasaron unas horas, pero no me sentía cansada, tal vez por mí concentración a no despertar a mí sol, el amanecer ya era inminente, había cortado el tiempo, capaz unas cuatro horas más y ya llegaba.

Tenía la suerte de que mí casa no fuera cerca de los caminos de ninguna carretera, así que nadie me vería.

Eran a las diez de la mañana, eso me decía mí relog, todavía no llegaba a mí casa ya que lo tome con calma a ver qué casi ya me acercaba.

Sorprendente no? Digo sobre el reloj de bolsillo, son algo "nuevo" en este mundo, como para gente importante, pero tampoco una gran novedad, ya tenía su tiempo, la tegnologia de este mundo es como la de los años 80, ya que hay cine, pero no tiene autos entre otras cosas.

Era curioso ver cómo toda tecnología va avanzando en un mundo ninja, es una mezcla rara para el que no esté acostumbrado, pero a la vez se siente divertido.

Volviendo en si puedo ver mí casa a la distancia, ahora que lo pienso sería bueno ocultarla, por suerte no era con los cables de luz que están conectados a un pueblo, yo tenía un molino que me tuve que construir.

Ya estando adentro, me dispuse ir a la habitación que tenía reservada para Naruto, la decoración era algo echo con el reflejo de los gustos de Naruto.

Aún recuerdo bien cuando me contó
Sobre sus colores favoritos, eran los que reflejaba tanto el atardecer como el anochecer.

Ambos iguales, pero con significados muy especiales para mí pequeño.

Aún tengo en mente sobre esa charla, cuando hablaba de su gusto por el naranja como también el rojo, era por el simple echo de que siempre esos colores eran el separador del día como de la noche, como esos colores formaba un muro entre la oscuridad y la luz.

Donde siempre se sentía más a salvo, ya que el siempre imagino que esa calidez que daba esos momentos, eran como se sentiría un abrazo.

Ya poniéndolo en su cama, solo podía mirarlo mientras dormía, mi pequeño no sabía pero esa charla reflejaba a flote el dolor que sentía al estar solo, una noche donde nadie lo acompañaba ante sus miedos, un día donde jamás le darían compañía por el simple echo de querer ignorarlo, el no sabía que con esa charla me había estrujado el corazón.

No me sentía merecedora de tener a mí lado a tan pequeño sol, pero se que el me necesita como yo lo necesito, ambos éramos el pilar del otro.

Cada día este pequeño solo me reflejaba que no podía agobiarme por el miedo, ya que está ahora era mí vida y como tal debía enfrentarla, ya no solo por mí, sino también por el.

Madre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora