28.Seamos nuestros ⚜️

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Sentí como la cama se hundia, note el frío tacto de la mano de Sanzu en mi mejilla, mis ojos notaron el color de la azulada mañana, su silueta delgada y tonificada frente a mi con la camisa entre abierta, yo aun estaba sobre su cama, distinguí las vendas en sus brazos y su expresión cansada.

No lo dude ni un poco y me abalance sobre él, lo abrace, el coraje de quererlo tanto me inundó el corazón, pero por más que quisiera soltarlo no pude. Era suya.

-No puedo creer lo lejos que llegaste...- Suspire separando nuestros cuerpos, sus manos aun posaban en mi espalda baja y me miraba con cierta luz en la mirada.

-No tenía ni idea de que hacer... me quería arrancar el corazón.- Era sincero.

-¿Te duelen mucho los brazos? .- Roce con lentitud las vendas.

-No, solo fue superficial.-

Aun seguíamos pegados, incluso chocamos nuestras frentes en ese abrazo, nos miramos unos segundo más y sabía que tenía que salir de aquí lo antes posible.

-Ahora que estás aquí y bien creo que es momento de que..- Intenté separarme pero entonces sentí el agarre de Sanzu mientras colocaba su cabeza en la hendidura de mi hombro, jamás había sentido tanta fuerza por parte de él, me era imposible moverme.

-Deja de irte, carajo T/N, de verdad no notas lo mucho que quiero estar contigo, lo mucho que deseo tu calor, lo mucho que te estoy amando...-

Eso último me petrifico, ¿Amor?, ¿Esto?, que se suponía que debía responder ante eso, después de todo lo ha sucedido entre los dos, a pesar de su fuerza distingui como temblaba un poco en su agarre, al parecer no era la única muerta de nervios.

Entonces noté su rostro de nuevo coloreado de un tono rosado, su boca se acercaba a la mía suplicando un beso, nos fundimos, percibí el cálido sabor de sus labios, había bebido pues se distinguía un leve sabor a alcohol, su lengua jugueteaba y ahora estaba prácticamente adherida a él por la altura de la cintura dado su fuerte sujetar.

Una de sus manos subió hasta mi cabello colocándolo sus largos dedos entre mis mechones, como esa primera noche que habíamos dormido en esta cama, sus dientes mordían levemente mis labios y el beso duró más de lo que puedo recordar.

-Haru..- Quise pedir que paráramos, que nos detuvieramos, que dejáramos de hacernos daño.

-Vamos a intentarlo, vamos a ser nuestros, una oportunidad T/N.- La expectativa en sus ojos se presentó como los primeros rayos de sol en la habitación.

-Pero aún existen muchas cosas que no se... que quiero entender de ti.-

-Te diré todo, todo lo que quieras saber, pero dame una sola oportunidad de hacer de ti la mujer más feliz del mundo, nadie te adorara como lo hago yo, una oportunidad angel mio.- Aun me miraba sujetándome de la cintura, nuestra postura ladeada era incómoda pero era lo menos importante ahora, sus palabras me llenaban de esperanza, quería a Sanzu incluso más de lo que él me quería a mí pero sabía que si aceptaba esto las posibilidades de que todo fuera un mayor desastre de lo que ya lo era, eran altas.

-¿Y si fallas? .- Tartamudee, mientras me giraba dejándome colocada sobre él, con las piernas entreabiertas en su torso, evite sentarme sobre el, pero el agarre de sus manos en mi cintura me lo impidió.

-Desaparezco para siempre de tu vida.- Sentenció y mi corazón se aceleró al escucharlo.

-¿Entonces este es el nuevo trato? .- Incline un poco mi torso para acercarme a su rostro.

-Esta es mi promesa T/N y haré todo por que permanezcas a mi lado, para siempre.- Concluyó besando de nuevo mi boca de manera apasionada.

Lentamente coloque mis manos en los botones de su camisa, la abrí con calma y note el color rojo de su piel, seguramente le ardía, bese su torso, note la cicatriz del enfrentamiento, mientras me acercaba al último de los botones, el acariciaba mi cabello.

Me incliné para desprenderme de mi blusa, me miró con esos ojos de perdición.

-Ni creas que no he notado que no me has dado una respuesta, pero si quieres probar lo que será por siempre tuyo, podemos hacerlo.-

Se inclinó debajo de mí y se quitó por completo la camisa, las palabras de Rin llegaron a mis oídos "¿Como lo puedes querer tanto?", regrese al presente ignorando esa memoria y lentamente desabrocho sus cinturón y baje un poco su pantalón, era cierto aun no daba una respuesta y es que no tenía ni idea de que pasaba por mi mente.

Sanzu se movió con velocidad y me dejó debajo de él sobre la blanda cama, lentamente desprendí su ropa dejándolo casi completamente desnudo, bajo mi falda y la aventó, con mucha cautela ambos quedamos en ropa interior jadeantes entre beso y beso sobre las sábanas negras.

El dorado sol de la mañana llenaba la habitación, note cada músculo de su torso, las cicatrices viejas y las nuevas, sus brazos tenían esas largas vendas que me recordaban los actos de este hermoso ser consumido por el fuego.

Extendí mi mano para tocar su abdomen, él estaba hincado sobre la cama enrollandome con sus piernas, descendí mi tacto hasta la orilla de su boxer y percibí sus ojos mientras ponía mi mano en su entrepierna sosteniendola.

-¿Te gusta como se siente?.-

-Aha.- La pena me estaba brotando por las mejillas, lentamente se quito su boxer y viéndolo desde abajo comenzó a jugar con su punta sobre el borde de mis labios, se sentía una leve la humedad brotando de su interior, lo disfrutaba pues él sabía perfectamente que no me contendría.

Así que lo sujete y lo lleve lentamente a mi boca, deje que la saliva lo envolviera, Sanzu echó la cabeza para atrás en un suspiro y dejo que mis labios enrollaran su tamaño, lo llevaba dentro de mi boca con suavidad, note la punta tocar mi campanilla y las ganas de sentirlo en mi cavidad llego a mi como un pensamiento incontrolable.

Sanzu continuó moviendo su cadera hasta escuchar como la saliva en combinación con mis gemidos mudos se presentaba en la habitación, pero entonces cuando sentí su mayor tamaño dentro de mi se desprendío.

-Dame un segundo, voy a preparar el baño.-

Me quedé atónita ante su repentino escape al interior del baño, sin embargo yo había quedado jadeante sobre la cama, me acerque a la orilla y me despoje por completo de mi ropa, percibí la humedad entre mis piernas mientras el agua de la regadera se escuchaba.

Me recosté frente a la puerta, le daría a Sanzu una imagen que jamás olvidaría. 

Sanzu Haruchiyo-Luces Rosas-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora