-Si tuvieras que elegir entre casarte conmigo o con Mason Peters, ¿con quién te quedarías? -preguntó.
Tomé un chocolate del bowl.
-Mason Peters, definitivamente -respondí.
-Oh, vamos, ¿en serio? Es un imbécil -dijo.
-No del todo. Además, ¿por qué se supone que debería elegirte a ti? -lo cuestioné, enarcando una ceja.
-Porque soy más apuesto y, porque te dejo comer de mis chocolates -hizo un ademán a mi mano, donde había tres trozos de chocolate blanco.
-Esa no es una buena razón -dije.
-Porque estás loca por mí, entonces.
Vaya que lo estaba.