-¿Cómo sigue? -preguntó levantándose de la silla cuando me vio salir de la habitación.
-Mejor, las cortadas n-no fueron profundas -dije, mi voz quebrándose en las últimas palabras. Thomas me rodeó con sus brazos, como siempre lo hacía; como si supiera cuando lo necesito.
-Se recuperará, te lo prometo.
Asentí, limpiando las lágrimas que rodaban por mis mejillas con la manga de mi sudadera. Él abarcó mi rostro con sus manos y dejó un dulce beso en mi frente, haciéndome sentir bien por un momento.