El lejano ruido de un zumbido, hizo que abriera los ojos de golpe.
¿En qué momento había amanecido?, se preguntó sentándose inquieta, posando sus ojos en la cama vacía.
¿Su ama se había marchado?, ¿Cómo podía ser tan estúpida? ¡Se había dormido!
Se incorporó de inmediato y sin perder tiempo, observó el claro, por la rendija de la entrada de la tienda...efectivamente, estaba sola en el campamento.
El sol aun no aparecía, aunque el resplandor comenzaba a secar, con una suave brisa, la humedad del roció nocturno.
Hermione quedó pensativa, aun de cara al campo que tenía prohibido salir: ¿Por qué no la había despertado? Sus obligaciones eran atenderla en todo momento, y como si hubiera recibido un fuerte sacudón, de esos que te hacen tambalear, las imágenes de la noche anterior se colaron en su mente, haciendo que cayera en la cuenta de lo que había sucedido.
Tanteó sus piernas, comprobando que realmente estaba adolorida, al igual que su vientre. Era una sensación extraña, nada comparable a cuando la habían atacado, en el pasado.
Era una esclava, se dijo, no era correcto pensar de la manera en que lo estaba haciendo.
Acarició la tela de su nueva prenda adquirida y sin poder evitarlo, sonrió tontamente.
Algo le pasaba y no sabía exactamente cómo interpretarlo, era distinto a todo lo que había experimentado...aunque nunca había tenido un novio y por supuesto, jamás se había acostado con nadie...bueno, no como lo había hecho hacia unas horas atrás... Su corazón por ninguna circunstancia había palpitado de la manera que lo había hecho por su ama. Era nuevo y aterrador. Su señora no era alguien a quien se le podría confesar esa clase de sentimientos, por algo era su dueña. El respeto y la obediencia, era únicamente a lo que debía responder...pero, pensó oliendo la tela, pegando su antebrazo en la nariz para aspirar profundo, dejándose embriagar por el perfume impregnado.
Giró sus ojos a la gran cama matrimonial y frunció las cejas, con extrañeza, saliendo de su ensoñación.
Una carta descansaba, en una de las almohadas.
Se aproximó deprisa y sosteniendo el papel, leyó en voz alta:
Regresaré para el atardecer.
No tendrás que ocuparte de la comida, pero sí de que la tienda esté en óptimas condiciones. (Puedes almorzar lo que preparaste ayer para mí)
Nada de estupideces y está de más decir lo que ocurrirá si pisas fuera de los límites...
Querré una jarra de vino para cuando regrese y mi ropa de cama lista.
Bellatrix
Pasó las yemas de sus dedos por la perfecta y estilizada caligrafía y se preguntó cómo unas simples letras podían parecerle condenadamente sensuales.
Dobló el trozo de pergamino cuidadosamente, dejándolo sobre la mesita de noche y suspirando profundo, sonrió negando.
No era que no aceptaba el lugar que injustamente le habían marcado a base de tinta ...Ahora no sólo era una esclava hasta el final de sus días, vulnerable a los caprichos y pretensiones de sus dueñas...sino que también, a partir de ese momento, debía vivir sabiendo que jamás podría expresar lo que en ella se había despertado. ¿Y cómo decirlo si podía morir por la misma mano que su piel clamaba? , y por un momento odió que su ama hubiera sido tan...perfecta con ella a la hora de tomarla. Tal vez si la bestia que conocía a la perfección, hubiera tomado ese lugar, no se estaría debatiendo sus alocados y ridículos sentimientos.
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Esclava Corazón en cautiverio
RomanceBueno no mucha. Recomiendo ingresar a la historia si quieres saber de qué trata. Si el contenido no es de tu agrado, por favor abstenerse de leer.