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~•Te quiero a tí•~

Eso de ser feliz era jodidamente dificil.

No podía soportarlo, lo quería volver a ver y no alejarme de él, no quería estar de esta manera...

Por primera vez estaba tomando sin controlar un poco mi nivel de sobriedad.

"No deberias tomar demasiado, siempre que haces eso terminas durmiendo en la mesa o algo así".

Amatsuki siempre se reía por esas cosas pero... Estando solo en un bar a la medianoche no tenia que darle importancia a aquel comentario levemente cierto.

Pero...

Me sentía muy mal, no quería seguir pensando en... Mis ojos se cristalizaron una vez más.

Sin poder evitarlo lloré, es que aquel recuerdo del dia que lo adopté, de tenerlo a mi lado por tanto tiempo...

¿Sabes que te extraño? ¿Sabes que haciendo esto no me cuidas? Me estás lastimando.

--sabes... ¿Que los dias sin tí son oscuros y vacíos?--empezé a hablar ya no en mi mente, supongo que el alcohol...

--solo fueron dos botellas... O tres tal vez y... No... Uno, dos, tres, cuatro, cinco--si fuera un niño sería el mejor contando con los dedos, pero realmente veo doble y no controlo ni eso.

Siete... ¿Ocho? Treinta, ¿que sigue? Docientos cuarenta.

Creí ver sus ojos zafiro y todo completamente borroso, pero estaba tan ebrio que mi mente podria estar jugandome una broma, claramente comenzé a llorar.

--Soraru-san... Tonto... Malo... Cruel...--

<·•·>

Me desperté en un lugar extraño, no era casa, no era el bar, era... Ni idea lo que era.

Ah... Espera, es... ¿¡Mi apartamento!? Ah no, me equivoqué, es la casa de Amatsuki.

--Es imposible... ¿Tanto bebí? No reconozco las cosas...--al hablar sentí mis labios hinchados, eso me asustó.

¿Hice algo con Amatsuki? No, imposible, solo tomé... Demasiadas botellas de cerveza como si quisiera matarme en el mismo bar.

--entonces... ¿¡Es posible!?--no, aún borracho tendría un juicio dentro de lo normal, digo, es mi amigo, no...

La carta de Soraru-san...

Esa carta... La última... La primera y ultima decía que yo no saliera con él o algo así, ¿por qué? Soraru-san...

Espera, Soraru-san, ¿¡Soraru-san!? No.

Mi mente entre las mil vueltas y la mención de Soraru-san me llevó a un rincón oscuro de mi ebriedad.

¿Donde estoy? ¿Quien es?

--digame donde es su casa, o la de un amigo...--me llevaba en su espalda con calma.

--¡no diré nada! Me secuestrará señor--

--¿Señor?... Cuanto... ¿Cuánto bebiste?--

--una, dos, tres... Siete... Novecientos--dije mientras frotaba mi rostro en su hombro.

--este señor es... Soraru-san, ¿m-me recuerdas aún?--algo en mi pecho se quebró y los delirios no podrían haber empeorado, ¿Soraru-san?

--¡no! Soraru-san me abandonó hace mucho tiempo--bufé mientras lloraba levemente, que tonto soy despues de beber.

Dueño ||Soramafu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora