~12~

61 7 0
                                    

En esta vida nunca dejaremos de sorprendernos y lamentarnos.

¿Por qué?

Mi mente estaba llena de pensamientos deprimentes, era tan idiota...

Hoy era un dia perfecto para tomar un poco de alcohol, deseaba poder quitarme aquel sabor amargo de mi boca y por un segundo olvidarlo, pero...

--te encontré--bufé mientras lo recordé claramente.

Entré sin animo de nada, solo con un objetivo idiota; beber y morir por una hemorragia estomacal.

Que vida tan complicada...

Pedí un poco de alcohol, no sabía lo que estaba pidiendo, sinceramente, pero quería "olvidar".

No estuve mucho tiempo bebiendo porque por un segundo aluciné ver a mi dueño.

Parecía ser él, en una mesa, como dormido o algo así, sus cabellos revueltos tapaban su rostro pero sin duda supe que era él.

¿Es real? De todas formas... No pierdo nada intentando tocarle el cabello a una alucinación.

No sabía que el alcohol daba alucinaciones fuertes.

Cuando lo toqué me dí cuenta de que era él, de que... ¡Era mi dueño, mi amado y dulce dueño!

O al menos lo era cuando yo era su gato...

Pude notar lo mal que estaba, lagrimas caian por sus mejillas silenciosamente.

¿Dueño? Es... No puedo dejarlo así.

No lo pensé mucho, lo cargué y me lo llevé luego de pagar el alcohol que claramente no tomé.

En medio del camino empezó a decir cosas, admito que era adorablemente divertido verlo y escucharlo, el simple hecho de tenerlo conmigo al menos un tiempo me hizo feliz una vez más.

--mi pequeño de ojos carmesí...--me pregunto como no fuí un perro, un gato no quiere proteger a su dueño a toda costa.

Un perro... Sí, tiende a ser mas protector la mayoría de veces, casi en su totalidad.

Con él en mi espalda y su nariz exhalando el aire que salía de sus pulmones rozando mi cuello me sentí una vez más feliz.

Era impresionante como él podía darme felicidad con cosas tan básicas, siempre fué así, desde el primer día pudo... Sacar las piedras de mi corazón.

Desde el primer día curó mis heridas, y yo...

Se lo pagué de muy mala manera, ¿verdad?

--digame donde es su casa, o la de un amigo...--le dije mientras aun pensaba.

--¡no diré nada! Me secuestrará señor-- contestó de mala manera y se acurrucó en mi pecho otra vez.

--¿Señor?...--le pregunté porque era extraño y gracioso que me dijera de esa forma--Cuanto... ¿Cuánto bebiste?--

--una, dos, tres... Siete... Novecientos--frotó su rostro en mi hombro mientras hablaba.

--este señor es... Soraru-san, ¿m-me recuerdas aún?--el hecho de recordar como lo decía él me hacia feliz, y a la vez me daba nostalgia.

--¡no! Soraru-san me abandonó hace mucho tiempo--bufó y lloró, algo en mí se partió.

--Mafu, mi dueño--mi corazón latió con mucha fuerza, decirlo me provocaba tantas cosas--créame, soy yo, si no me cree mireme a los ojos--lo bajé para que me mirara.

Se quedó mirando como si todo fuera muy de repente, y yo... Me quedé quieto, esperando su reacción.

--S-Soraru...¡Soraru-san!--saltó a mis brazos, no lo dudé e igualmente lo abrazé con miedo de romperlo.

--te odio, ¡te odio!--me golpeó el pecho, lo dejé--¡me abandonaste! Me dejaste... ¡Eres lo peor!--tenía razon, lo abandoné.

No contuve mis lagrimas mientras intentaba tomar sus muñecas.

--no quiero arruinar su vida, mi dueño, por fav--me abofeteó.

Me quedé en completo silencio, y si, me merezco muchos mas golpes.

--¡no me digas de esa forma! O-odio que me r-recuerdes...--luego de unos segundos se acercó lentamente y recostó su cabeza en mi pecho.

--...--hice silencio.

--no te vayas, quedate, te necesito--fué como escuchar a un pequeño niño, todo mi interior quería quedarse.

--no sabe cuanto lo extraño--hice que me mirara.

--Estás mas apuesto que hace dos años--me dijo y no supe que hacer ante eso.

--...perdón por esto--lo besé.

Otra vez pude sentir todo lo que sentí en aquellos momentos, todo ese amor, todas esas emociones y sensaciones... Tan únicas como él, que solo él me podia transmitir.

--Soraru-san...--sus labios buscaban los míos y yo sedí, no dejabamos de besarnos.

Abrí mis ojos.

--¿Por qué duele?--como un idiota comenzé a llorar silenciosamente, quería estar con mi dueño...

Perdóneme...

Quería besar sus labios, sus mejillas, todo de él.

No era buena idea estar con él, yo lo perjudicaría mucho, una cosa es Sakata que es mi amigo y otra cosa es él que es...

--el humano que... ¿Me g--mi celular comenzó a sonar, interrumpiendo mis palabras.

--¿hola?--

--¡Soraru! ¿Me puedes cubrir en el trabajo? ¡Es qué-! Tengo un compromiso incalculable...--la voz de Sakata era como un ruego, no podría negarme aunque estuviera muriendo y con dolor de cabeza, claro que no.

--voy, voy... No te preocupes--no esperé su "gracias" ni nada de lo que podría decir, solo corté.

<···<•>···>

El local los domingos, extrañamente, es mas tranquilo, creo que es porque los sabados la mayoria de clientes pre-universitarios deciden ir a "pasarla bien" mientras que los universitarios ya no se sienten con ese tiempo para eso y deciden venir aquí.

--mesa doce--dije mientras mostraba el pedido a quien preparaba las cosas.

Los fines de semana que claramente yo no trabajo quien prepara las comidas en este café-restaurante es alguien diferente, no tengo idea de quien es.

Es lindo este trabajo, a mí me gusta bastante, no lo cambiaría.

--mesero...--un chico de aspecto calmado levantó muy levemente la mano, sus ojos eran rojos y su cabello marrón, me pareció...

Conocido.

Ignoré esos pensamientos y fuí a atenderlo.

Pero mi corazon terminó colapsando al ver quien estaba con él a su lado, con aquellos ojos... Que tanto me gustan.

Nuestras miradas se conectaron y compartimos un largo silencio, el chico iba la mirada de Mafu a mí, de mí a Mafu, parecía no entender.

Mafu... ¿Por qué estás en todos lados?

Estaba feliz de verlo pero... Todavía tenia que recomponerme de lo que pasó ayer por la noche o madrugada.

Estos cinco segundos... Parecen horas.

Dueño ||Soramafu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora