23: nest.

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En cuanto estuvieron en la habitación Sunghoon no negaría los indecentes pensamientos que cruzaron por su mente, se imagino de todo, realmente de todo.

Menos ser consiente de que al tocar la cama, el omega de cachetitos rojizos lo empujara para poder acosarlo y literalmente meterse bajo su remera lisa negra, sacando su cabecita por el cuello de dicha prenda y segundos después el bajito omega cayera dormido.

Teniendo al peligris dormido, Sunghoon agradeció que sus prendas sean el doble de su tamaño, ya que ambos cabían en ella. Los ronquidos de puerquito se escuchaban en aquel silencio, Jake mantenía sus manitos envueltas en su pecho y una línea de saliva impactar la piel pálida, Sunghoon hubiera hecho una mueca pero se quedo apreciándolo.

Inevitablemente abrazo al bajito, Jake portaba una acaramelada y suave piel, pero la sentía caliente como fuego contra él, supuso que era por el celo. El aroma seguía intenso, Sunghoon podía sentir como su parte animal solo quería cuidar, mimar y estar pendiente del omega bajito.

Y no se negaría.

Así que tenia el control.

Brindo caricias en las hebras grisaceas, sacando ronroneos del contrario, viendo la sonrisa adormilada del pequeño.

── Mío.

── Tuyo ──afirmó Sunghoon, dejando un casto beso en la coronilla contraria. Su aroma se expandió, mezclándose como manjar con el del Omega. Sus caricias no cesaron y mientras los minutos recorrían, Sunghoon bostezo, parpadeando y sin evitar que el sueño lo venciera.

Se había quedado dormido.

. . .

Unas risitas y pequeñas mordidas en sus mejillas lo hicieron fruncir el entrecejo, Sunghoon bostezo, sintiendo menos peso en su pecho y abrió sus ojos de golpe al recordar al Omega, tomando asiento rápidamente y miró alrededor, Jake estaba a su costado sentadito como indio pero con unas prendas diferentes, con sus prendas.

¿Cómo le había quitado su remera y pantalones mientras dormía?

Jake yacía a sentadito, sus ojitos seguían celestes y era testigo que el Omega seguía tomando el mando.

Le pareció tierno la imagen de Shim.

Jake lo miraba como un cachorro esperando ser mimado, su remera le quedaba grande al igual que sus pantalones, sus ojitos brillaban al igual que esa sonrisa, sus cachetitos rojizos y cabellitos desparramados tapando mitad de sus orbes.

Hermosamente tierno.

Sonrío bobamente hasta que cayó en cuenta de algo...

Miro había abajo y la sangre subió a su rostro.

¡Estaba en bóxer!

Jake cubrió su boca pero no evito las risitas de su travesura, salió corriendo de la cama para estar de pie, miró con diversión a un Sunghoon sonrosado.

── ¿Alfita? ¿Alfita enojado con Jakey? ──preguntó riéndose, ladeó su cabecita para al mismo tiempo morder sus labios ansioso por una respuesta.

── No, pequeño solo-

── Omega quiere mimos ──dijo avergonzado, abultando sus labios a un puchero── Pero no quería molestar a Alfita durmiendo muy bonito... ──se subió a la cama, no notando como Sunghoon trago sonoramente cuando tomó asiento en su regazo, acurrucandose──Uhm, papá se enojara con mi Alfita, rompiste la puerta.

──Cierto, maldición... ──susurró. ¡El señor Shim lo iba a matar! Y no sólo eso, ¡Le daría una patada que recordaría toda su vida!

── ¿Alfa?

── Vendré en unos minutos, bebé. No quiero problemas con tu padre ──trago «O que me deje muerto» Era mejor disfrutar el momento antes de la enorme ola de regaños.

Jake lo abrazo de su torso desnudo, negando frenéticamente a dejarlo salir de la cama.

No quería estar solo.

── Uhm, no quiero. No te vayas.

── No me iré, mi amor ──el omega podía sentir el hervir de sus mejillas a esa significativa palabra, pero chilló cuando Park lo empezó a apartar con delicadeza, a punto de soltar un sollozo, su boquita fue besada múltiples veces── Bebé, por favor. Alguien puede entrar y no quiero que nadie vea el hermoso omega que tengo ¿si?

── ¿Alfa celosito?

Sunghoon asintió, dejando un largo beso en aquella boca.

── Sí, muy celoso.

Jake sonrojado lo dejo ir, Sunghoon no tuvo problemas al salir en ropa interior después de todo, la vergüenza no era mucha.

Mientras el Omega bajito salio de la cama, y trajo un poco de su ropa, sacándose las prendas del Alfa y las mezclo con las suyas en su enorme cama.

Sin ser consiente; había hecho un nido para cuando viniera su Alfa.

¡𝗡𝗢 𝗦𝗢𝗬 𝗚𝗢𝗥𝗗𝗜𝗧𝗢!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora