Dos personas muy distintas, se conocen en la misma escuela.
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Un chico moreno con mechas rubias, le apasiona el fútbol, tiene "un monstruo" en su interior y le gusta la música.
Una chica morena, que detesta los deportes y siente una gran p...
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"¿Debería cambiarme de extraescolar?"
No volví a ver al chico del bocata hasta la semana siguiente, que empezaban las extraescolares. La directora nos llevó a mí y a otras 4 personas al campo de fútbol. Le susurró algo al entrenador y se fue.
Miro a mi alrededor y no veo a nadie, solo el campo vacío y el entrenador frente a nosotros.
—Buenos tardes a todos —nadie dijo nada— Cuando salude, saludáis de vuelta con "buenos tardes, entrenador", repitamos. Buenos tardes a todos.
Algunos sí que le respondieron, pero ni me molesté, ni siquiera planeaba en jugar ni nada, me escaquearé de alguna manera.
—Ya iréis aprendiendo —suspira y nos lanza una mirada fría a los tres— Bien, ahora, que pase nuestro equipo.
Unos chicos salieron de detrás de las gradas, entre ellos vi al chico del bocata. Le sonreí al verle y él me devolvió el gesto con un poco de sorpresa por verme ahí, yo también lo estoy, la verdad.
—Ellos representarán al instituto Namikaze el sábado que viene a las 18:30 —dice el entrenador y se acerca al chico de antes— Él es Bachira, la estrella del equipo, intentar aprender el máximo de cosas de él.
Al mirar a los otros chicos, se veían cansados y molestos con Bachira, o siquiera por estar ahí. Me acababa de dar cuenta que era la única chica entre todo hombres.
—Aquí tenéis un folleto con los horarios, los partidos, equipamiento y demás. Si no entendéis algo, preguntadme a mí o a Bachira —se acerca y toca mi hombro y el de otro chico— Espero que seáis nuestras siguientes estrellas. Bachira —le llama.
—¡Sí, entrenador! — responde firme, dejándome un poco sorprendida.
—Haz tu el entrenamiento, no me encuentro bien, creo que iré a casa, tienes todo a tu disposición —se despide con la mano y sale por las gradas hacia el aparcamiento que había cerca.
Todos nos giramos para ver a Bachira.
—Aaah, coged un balón y haced pases o disparos a portería —todos obedecieron sin rechistar y fueron a por un balón del carro.
Yo mientras me trataba de ir poco a poco hacia la zona de las gradas y el vestuario. Consigo escabullirme y saco mis apuntes de medicina, que tenía en el móvil, empezando a repasarlos y poner notas.
No duró mucho, Bachira llegó saludando y sonriendo y tuve que apagarlo y devolverle el gesto.
—¿Qué hacías? —pregunta mirándome a los ojos.
—Nada, solo miraba mi móvil.
—¿Qué mirabas? —pregunta de nuevo. Vale, ¿Por qué le interesa?
—¿Por qué? —contraataco.
—Si veías fútbol te podría dejar, pero sé que no, así que ven conmigo al campo— se levanta y me mira, pero no me muevo—¿Para qué te apuntaste entonces?
—No lo sé —estoy arrepentida, tal vez, no fue la decisión más acertada de apuntarme a fútbol.
Bachira gira la cabeza mirando al frente y dice— Puedes sentarte, solo por hoy, pero en las gradas.
—Gracias Bachira.
—Pero sin móvil —se gira un poco de perfil y sus orbes amarillos viajan hasta mí— Mírame.
Aquello hace que mi piel se erice, pero no digo nada y lo sigo hasta que llego a las gradas y me siento.
Le veo coger una pelota y empezar a chutar a la portería, jugando con ella entre sus pies, haciendo diferentes tipos de goles de una manera asombrosa.
Una brisa de aire frío me golpeó moviendo mis cabellos, me lo coloco tras la oreja y veo que ya está anocheciendo.
—¡Bachira! —le llamo poniéndome de pie y moviendo mi mano. Solo quedábamos él y yo, los demás se habían ido hace rato.
Señalo el cielo y él parece captarlo, agarra la pelota y la guarda en el carro, bajo las gradas y le veo acercarse a mí.
—Gracias por verme, Asuna —sonríe contento y le veo irse al vestuario.
Sonrío sola y me voy hacia mi casa, ahora debería de estudiar el doble, si quiero ir bien organizada.
