El monstruo en mi interior ~•~ Bachira (CANCELADA)

12• "¿Si?"

"¿Si?"

Cuando ya eran las 19 en punto, el timbre de mi casa sonó y vi que era Karla. Por suerte, mis padres no estaban y tenía la casa sola para nosotras.

—¡Hola! —le digo sonriendo y me aparto para que entre a la casa.

—Vaya, tu casa es muy chula —me dice mirando con admiración las paredes y tocando levemente los muebles.

—Oh, no, es bastante normal— me río — Bueno, sígueme te llevaré a mi habitación para que dejes tus cosas.

—Vale.

La guío hasta el cuarto y no me he acordado de recoger mi investigación anterior, estaban todos los papeles, anotaciones y cosas sin sentido en la mesa.

—Perdona por esto —lo agarro todo rápido como puedo y lo guardo torpemente en uno de los cajones.

—¿Por qué mi cuerpo se siente atraído hacia ti? —dice leyendo una de las notas que estaba en la mesa. Me mira con una sonrisa traviesa y le quito el papel de las manos— Vale, tendrás que contarme quién es esta personita.

—No sé dé que me hablas —le digo guardando todos los papeles por fin— Puedes poner tus cosas en la mesa, después dormiremos en mi cama. Es suficientemente grande para las dos.

—Me parece bien, pero no lo olvido.

Lo siguiente que hicimos fue cantar y bailar como si fuéramos las cantantes más famosas que han pisado la tierra. Nos hicimos un bol con patatas, unas galletas con chocolates, refrescos y más, y lo llevamos a la habitación para comer y hablar entre nosotras.

—Bueno, ¿Me dirás ya quién es ese caballero o caballera? —dice llevándose una patata a la boca.

Bachira.

—No sé si al decírtelo te molestará —le digo mirando su cara esperando alguna reacción.

—Oh, no. No soy de esas que se enfadan por los sentimientos de alguien, solo dilo y ya —me dice relajada y tocando mi muslo para apoyarme.

—Tu hermano —al no ver reacción le digo—Bachira.

—¿Bachira? —hace una cara de desagrado y asco, haciéndome reír — ¡¿De todos los hombres él?! A ver, que te apoyo y todo eso, pero ¿Bachira?

—No me gusta, eh— le digo para aclarar, pero algo no me dejaba tranquila.

Poco más y se atragantaba con la patata al escucharme decir eso— ¡Venga ya! Pero si lo ponía en tus papeles.

—No, no lo sé —le digo— No lo creo...

—Déjame adivinar, mi hermano te atrae, pero, como nunca te has enamorado, no sabes lo que se siente y aparte, lo estudias porque no sabes qué le pasa a tu cuerpo como si fuera... ¿Un... problema? —te quedas sin palabras ante tal explicación tan acertada y directa.

Te replanteas a ti misma unos segundos si lo que ha dicho te ocurre a ti.

—Tienes razón, creo, lo que le pasa a mi cuerpo no es normal, nunca me había pasado y se me hace extraño, es todo.

—No, no es todo —se toma una breve pausa con una sonrisa en su cara de emoción —¿Te sientas con ganas de ir con él a donde sea?

—Sí.

—¿Tu corazón se acelera cuando piensas en él?.

—Eso creo.

—¿Te has fijado de más en su cara o te resulta más atractivo de lo normal?

—Si —cada vez que asentía a las preguntas, me iba preocupando más. ¿Me... gusta? No, no...

—Yo creo que te gusta, pero no te das cuenta o no sabes cómo gestionarlo, es todo.

—¿Eso es malo? —pregunto.

—¡No! Solo necesitas tu tiempo para darte cuenta por ti misma de que si lo que sientes es duradero o es solo la cercanía del momento —me toca el hombro suavemente y vuelve a comer patatas.

—Vale —suspiro y sonrío mirándola — Deberían de hablar de esto en los institutos en vez de lengua o literatura.

—¡Exacto! ¡Y de paso quitar las clases de deporte!

—¡Las odio tanto! -hago una mueca de asco y ella se ríe al verme— Gracias por escucharme Karla, creo que seguiré tu consejo.

Ella asiente sonriendo y continuamos hablando de temas triviales hasta cansarnos.

Aunque acababa de conocer a Karla hace relativamente poco tiempo, sentía que podía abrirme con ella más que con cualquier persona, como si la conociera de toda la vida.

No me gustaría que se acabara.