Dos personas muy distintas, se conocen en la misma escuela.
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Un chico moreno con mechas rubias, le apasiona el fútbol, tiene "un monstruo" en su interior y le gusta la música.
Una chica morena, que detesta los deportes y siente una gran p...
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"Estoy contigo"
Afirmo mi mochila en mi hombro cuando cruzo la esquina y veo la entrada al lugar en el cual nos habían citado. Siento mi corazón acelerarse, pero no por tener a Bachira al lado, sino por estar con tanta gente.
—¿Me estás escuchando? ¿Asuna? —me pasa una mano por enfrente de la cara y reacciono asustándome un poco.
—Perdona, ¿Qué decías? —le digo sonriéndole.
—Digo, que estoy deseando conocer a todos los demás, espero que sea lo que sea salga bien —dice. Le miro y lo veo seguro y con su típica sonrisa traviesa pero segura en la cara.
Aquello me da seguridad en mí e inflo mi pecho más contenta— Sí.
Cruzamos el marco de la verja y dejo de caminar al estar unos milímetros de la puerta, que, probablemente, llevaría a miradas de todos y cuchicheos.
—¿Estás bien? —preguntay poniéndose frente a mí. Levanto la vista y veo que me mira con ojos preocupados.
—Sí, es que me pongo nerviosa al estar en lugares de tanta aglomeración de personas —suspiro aún nerviosa. La cosa empeora cuando me agarra la muñeca y me guía con él hasta la puerta de nuevo.
—Estoy contigo, cuando entremos iremos directamente a una esquina y no me separaré de ti— le veo sonreírme ampliamente y guiñando un ojo— ¿Vamos?
Asiento y abre la puerta.
Oh, por... dios.
Todo eran hombres. ¿Por qué todos me miraban? ¿Soy la única chica? No podía ver más allá que las caras de los más cercanos a mí y el pelo de algunos chicos lejanos. Todos miraban en mi dirección y susurraban entre algunos mirándome.
Por suerte para mí, Bachira hizo lo dicho y nos escondimos en una esquina al instante de entrar.
—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? —pregunta, cosa que aprecio bastante en alguien.
—Mejor, gracias —sonrío y veo detrás de él asomar una cabellera naranja— ¿Rensuke?
—Hola Asuna —saluda tímido con la mano y Bachira salta encima de él.
—¡Músculos! —rio al ver a Bachira colgado como mono y a Kunigami tratando de quitárselo.
—¿Los dos estáis aquí para ser el mejor delantero? —me pregunta mientras se trata de quitar a Bachira— Perdona, no pretendo ofenderte, Asuna. ¡Bájate!
—No te preocupes, a mí me han ofrecido una plaza para el equipo médico y mejorar mis habilidades deportivas, cosa que dudo —rio ante lo último y él sonríe, consiguiendo, por fin, quitarse a Bachira.
De repente, las luces se apagan y un foco se enciende mostrando a una persona de gafas y cabello oscuro, con un telón tras de sí.
—Tch, probando, uno, dos... Felicidades, gemas sin pulir. Todos ustedes menores de 18 años, han sido elegidos exclusivamente según mis criterios y prejuicios para estar presentes hoy aquí. Sí, los 300.
