☁️Capitulo 8☁️

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ALLEN:

La llamada de Nora me dejó pensativo, sí, me había contado lo suficiente como para decir que conocía un poco de eso que la atormentaba, pero sabía que no era toda la verdad, sabía que había algo más que no había querido decirme, y que es justo eso en lo que no dejo de pensar desde que me levanté. ¿Qué es eso otro que no deja su mente en paz?

Quiero descubrirlo, quiero saber si la puedo ayudar.

—¿En que tanto piensas? He estado hablando como estúpido durante más de diez minutos y tú no estás prestando atención.

Me había perdido en mis pensamientos y ciertamente no había prestado atención a las palabras de Kai, por lo cual me disculpé y esta vez si traté de oír lo que me decía.

—¿Sigues pensando en ella, cierto?

—La verdad es que sí

—¿Te gusta? —volvió a preguntar.

—No, pero siento curiosidad hacia ella. Me ha llamado de madrugada porque nuevamente tuvo pesadillas, me contó un poco más de ella, pero sé que aún hay algo que no me quiere decir.

Kai oía atentamente mis palabras, el chico sabía dar buenos consejos y eso era lo que necesitaba justo en este momento.

—Hay situaciones que no son fáciles de contar, a ninguna edad, quizá aún no siente la suficiente confianza hacia ti para decírtelo, solo deja que vea que puede confiar en ti y ella misma decidirá el momento adecuado para decir sus problemas.

Asentí a sus palabras, quizás tuviera razón y si la presionaba haciéndole preguntas solo conseguiría que se guardara sus problemas, el carácter de Nora no es fácil de llevar y si la molesto mucho con un mismo tema incluso podría terminar alejándose de mi.

—Tienes razón, espero y algún día me cuente.

Pasamos la mayor parte de la tarde sentados frente al TV jugando con el Xbox, habíamos quedado en que pronto iríamos al centro por unas cuantas cosas, él por repuestos que necesitaba cambiarle a su moto y yo, iba de cero, a comprar una nueva ya que pronto reabrirían la academia y debía tener equipo para entrenar.

—Nos vemos luego —se despidió cuando llegó a la puerta.

—Dale saludos a tío D de mi parte —asintió y se marchó.

Fui directo al baño y me deshice de la bermuda y los boxers, los dejé en la cesta de la ropa sucia y me paré bajo la regadera dejando que el agua fría empezara a mojar mi cuerpo, mamá solía decir que era extraño; pero desde pequeño siempre me ha gustado ducharme con agua fría, mi cuerpo tenía más energía y toda pesadez desaparecía haciendo que pudiera prestar más atención a las cosas que pasaban a mi al rededor.

La tía Fabiana, por el contrario, decía que yo era un mini psicópata en desarrollo porque no lograba entender como podía ducharme con agua fría temprano por la mañana antes de ir al colegio.

En fin, eso se había vuelto costumbre.

Cuando terminé enrollé como pude una toalla en mi cintura y luego fui hasta mi habitación, busqué unos pantalones y una franela y los dejé en la cama junto a un boxer, iba a empezar a vestirme pero antes preferí llamar a Nora y recordarle nuestra salida, todo bien, no lo había olvidado; por lo que le hice saber que en un rato más pasaría por ella.

Seguí el procedimiento de las últimas semanas y empecé a vestirme como pude, suerte que solo tendría que aguantar este horrible yeso una semana más y luego se iría.

Calcé mis deportivos y sin siquiera peinarme, tomé las llaves y salí de la habitación, busqué a Tobby quien había pasado la tarde en el patio y lo adentré a casa, llené sus platos de agua y comida y dejando una suave caricia en su cabeza, me despedí de él.

Enséñame a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora