☁️Capítulo 11☁️

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NORA:

"De lo malo también puede salir algo bueno"

Recordar esa frase de Allen me hacía sobrepensar demasiado tratando de encontrar eso bueno en las palabras del doctor, pero por más que lo intentaba simplemente no lo conseguía, no encontraba ningún punto bueno en saber que durante los próximos días debía estar viniendo constantemente al hospital para monitoreo de mi salud.

Porque definitivamente los pinchazos que recibirían mis brazos no eran algo bueno, no obstante, era algo a lo que me había acostumbrado tiempo atrás.

—La vez anterior se descartó el transplante de células madre porque luego de la última sesión de tratamiento los estudios arrojaron que los recuentos de células sanguíneas estaban dentro del rango normal, y no presentaban evidencias de células leucémicas en la médula ósea, y pese a que los resultados fueron favorables; había la posibilidad de que la leucemia volviera.

Junto con mis padres estábamos desde hace un buen rato en el consultorio de doctor Campbell; quien explicaba cómo sería el procedimiento esta vez y con amabilidad respondía las preguntas de mis padres le hacían.

Ese amable señor había sido quien llevó mi proceso cuando tenía 14 años, y se podría decir que nos tomamos cariño mutuamente, yo porque siempre andaba con su buen ánimo contagiando a todos, incluso a aquellos que ya no tenían esperanzas y él se las devolvía aunque fueran por unos minutos, y él; porque según me había contado, su madre murió cuando aún era muy joven y estaba estudiando la carrera de medicina, tenía cáncer, y pese a que no tuvo una segunda oportunidad se prometió a sí mismo que la haría todo lo que estuviera en sus manos para brindarle esa segunda oportunidad de seguir con sus seres queridos a otras personas.

—Nora —estiró su brazo por sobre el escritorio haciéndome saber que quería tomar mi mano, así que la llevé hasta sentir su palma fría bajo mis dedos —ánimo que está vez también lo lograremos, si?

Asentí a sus palabras de aliento y luego de una última conversación con mis padres salimos del consultorio quedando en volver al siguiente día para empezar el tratamiento.

Apenas todos subimos al auto mi padre lo puso en marcha para ir hasta el hotel donde nos estábamos quedando. Habíamos llegado la tarde anterior pero dado a que tendríamos que quedarnos un par de semanas mis padres habían aceptado la propuesta de un tío sobre usar su departamento durante el tiempo que estuviéramos acá, así que básicamente ahora solo iríamos a recoger las maletas que habían quedado en el hotel.

—¿Que te parece si en la tarde cuando baje un poco el sol salimos a dar una vuelta por la playa? —preguntó mi madre, haciendo que dejara de ver por la ventanilla y me fijara en ella —Sara me a mandado un mensaje diciendo que en un par de días termina el semestre y se vendrá a pasar sus días libres acá con nosotros.

No respondí, pero mi madre por el retrovisor se dio cuenta que asentí a sus palabras. No dudaba que al igual que la vez pasada, mi hermana sería una gran compañía. Ella era quien hacía que mis días en el hospital fueran menos aburridos, y aunque no me lo confirmó, estoy segura que ese interno que conoció era quien le ayudaba a conseguir la clave del WiFi cada vez que la cambiaban, porque de otro modo no creo que haya podido conseguirla.

Aunque eso sería una buena explicación del porqué una vez llegó con los labios un poco hinchados y el chico pocos minutos después entró acompañando al doctor Campbell y su aspecto; aunque a simple vista parecía normal, yo lo detallé bien y sabía que algo había pasado porque su cabello estaba un poco más alborotado que rato antes, sus labios también estaban hinchados y en su cuello cerca del borde del respectivo cuello de su uniforme estaba la marca de un chupete, aunque claro, este se veía poco con algunos movimientos pues la tela lo tapaba.

Enséñame a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora