NORA:
Cuando desperté estaba sola, mis padres aún no habían llegado y mi hermana aparentemente había salido. Tomé una manzana del frutero y cuando estaba por tirarme de nuevo al sofá mi teléfono sonó. Era una llamada de Sara.
—¿Dónde andas?
—¿Me extrañas, Nunu? —iba a responderle pero no me dió tiempo ya que volvió a hablar. —Oye, quiero hacer una noche de chicas, así que anda a bañarte y a ponerte linda que llego en veinte minutos.
Sin decir más, ni darme tiempo a responder, cortó la llamada. Tomé la toalla y crucé hasta el baño para darme una ducha rápida, no sé cuanto tiempo pasó, solo sé que estaba en mi habitación frente al espejo cuando mi hermana abrió la puerta, terminé de esparcir el rubor en mis palidas mejillas y me volteé para quedar de frente a ella.
—Ya estoy casi lista, solo me falta vestime. —avisé y saqué del clóset un vestido suelto en color negro. —¿Crees que deba ponerme una sandalias o mis converse blancos?
—Como mejor te sientas cómoda —respondió encogiéndose de hombros.
Me enfundé en el vestido y tomé los zapatos de la parte baja del clóset, estaba por sentarme en la cama cuando unos ladridos me hicieron desistir de esa idea, mi hermana extendió sus brazos en el marco de la puerta para impedirme salir de la habitación.
—Ese seguro es el perro de los vecinos —.habló atropelladamente.
—Los vecinos no tiene perro.
En un rápido movimiento me colé por debajo de uno de su brazos y fui rápido hasta la sala, y vaya sorpresa, en el sofá estaba echado un San Bernardo que se me hizo bastante conocido.
—¿Tobby?
El canino al oírme llamarlo se bajó del sofá de un salto y llegó hasta mí, donde empezó a mover la cola y sin mucho esfuerzo apoyó sus patas delanteras sobre mis piernas.
—Mierda, se ha estropeado la sorpresa. —oí decir a mi hermana a mis espaldas. —Allen ha enviado a su perro para que te haga compañía. Anda a terminar de vestirte y salimos por unos batidos y así aprovechamos a pasearlo.
Asentí a sus palabras y volví de prisa a la habitación, me calcé los zapatos y tomé la peluca que estaba sobre la cama, parada frente al espejo la puse sobre mi cabeza haciendo que las finas hebras de color rosa claro cayeran onduladas sobre mis hombros.
Tomé el móvil y volví a la sala donde estaba mi hermana con Tobby sobre sus piernas.
—¿Estás lista? —Asentí y ambas emprendimos el camino hacia la salida cuando puso al perro en el suelo y me entregó la correa.
Estábamos por llegar al gran portón de la urbanización cuando Tobby empezó a tirar en dirección contraria.
—¿Qué hay por ahí? —pregunté viendo como mi amigo peludo estaba empeñado en ir en esa dirección. —Hey, ven Tobby, vamos a pasear.
Pero nada, simplemente no tenía una respuesta por parte del animal, él seguía empeñado en ir hacia la parte trasera del edificio. Miré a mi hermana pero esta solo le restó importancia haciéndome saber que esperaría por mí.
Sin posponerlo más, seguí a Tobby hacia donde me guiaba, pensé que no encontraría nada diferente a lo que ya he visto en días anteriores pero me equivocaba, junto a la piscina estaban un montón de cojines esparcidos en el suelo y una tela blanca colgaba desde los árboles. Me pareció extraño pero todo fue tomando sentido cuando lo vi a él ahí, apoyado contra el tronco de uno de los árboles.
—Eres un buen chico, has cumplido tu misión. —le hablaba a su perro mientras le hacía caricias.
Iba a preguntarle que qué era todo esto, pero justo entonces llegó el mensaje de mi hermana.
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Enséñame a vivir
Teen FictionÉl vive la vida sin límites. Ella solo espera el final de todo ese tormento. Él cree que hay que vivir cada día como si fuese el último. Ella ha aprendido a aceptar que ese momento más temprano que tarde llegará. Allen ama sentir la brisa chocar...