☁️Capítulo 4☁️

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ALLEN:

Estos últimos días me he dado cuenta de que Nora es una chica bastante agradable, nos hemos juntado un par de veces más para sacar a pasear a Tobby, mi mascota parece más contento con ella en ese par de horas de lo que está conmigo el resto del día, y me resulta extraño e interesante en partes iguales porque el cachorro aparte de mi solo se lleva con mis padres, y con ella tuvo una conexión desde la primera vez que la vio.

Comienzo a creer que es realmente cierto eso de que las mascotas pueden ver en las personas algo que entre nosotros mismos no podemos.

—Ni modo, tobby, supongo que hoy solo seremos tú yo. —el cachorro inclinó la cabeza hacia un lado como si entendiera mis palabras.

Había llamado un par de veces a Nora pero no atendió ninguna de mis llamadas, tomé la correa para abrocharla al collar de mi cachorro y caminando por detrás de él salimos de casa.

Nos dirigimos al parque de siempre y cuando llegamos le solté la correa, lancé su pelota favorita pero no hizo nada, simplemente se quedó ahí sentado viendo a dónde había ido a parar la pelota roja.

—Tobby, ve. Ve por ella amigo. —pese a mis palabras y señas el perro seguía sin moverse. —Traela, anda.

Nada. Simplemente no tenía respuesta alguna de mi perro.

—¡Genial, Nora ya te descompuso!.

Fui trotando a agarrar la pelota y cuando volví me dejé caer a su lado, ahí, sin hacer absolutamente nada, permanecimos hasta que vimos en el horizonte como el sol se iba ocultando y como los distintos colores que pintaban el atardecer se expandian por el cielo.

Cuando empezó a oscurecer abroché nuevamente la correa al collar de Tobby y retomamos nuestro camino de regreso a casa, de nuevo, solo nosotros dos estábamos en casa, aún faltaban un par de días para que mis padres volvieran. Quité la correa y dejé que mi cachorro correteara por toda la sala hasta que se echó en el sofá, fuí al refrigerador y tomé una lata de coca cola para sentarme en el sofá junto a mi perro, cogí mi teléfono para pedir algo a domicilio y mientras esperaba cambié de canales hasta dejarlo donde pasaban una película de acción.

Aproximadamente 15 minutos después alguien tocaba la puerta, dejé el control sobre el sofá y me levanté a abrir, del otro lado, un chico de tal vez mi edad; sostenía dos envases de arroz chino, le entregué el dinero y cuando se marchó cerré la puerta, fui a la cocina y dejando ambos envases sobre la encimera tomé una cuchara y busqué el alimento y tazón de Tobby.

Una vez serví las croquetas de mi cachorro, lo llamé y este vino moviendo la cola hasta donde yo estaba, le dejé para que comiera tranquilo y tomando mi cena volví a mi lugar en el sofá. Mi móvil sonó y lo tomé rápido pensando que sería un mensaje de Nora, pero no, era mi madre quien me había escrito.

Esto es extraño, Nora no suele pasar mucho tiempo sin responder mensajes o llamadas; y hoy es como si se la hubiese tragado la tierra.

Estuve respondiendo los mensajes de mi madre hasta que casi era medianoche, me fijé en donde estaba Tobby y al verlo acurrucado cerca de las escaleras decidí no despertarlo, apagué la TV y las luces de la sala para luego subir a mi habitación, como pude me saqué la franela y me dejé caer en la cama, estaba por abandonarme al sueño cuando oí mi teléfono sonando.

—Bueno —ni siquiera me molesté en ver quien llamaba.

¿Te desperté?. —del otro lado de la linea se oía una voz un poco afligida, pero pude reconocerla, era ella.

—Tranquila, aún no me dormía. ¿Donde te metiste todo el día?, pensé que iríamos al parque con Tobby.

Lo siento, olvidé decirte que hoy saldría con mis padres y cuando busqué mi teléfono para avisarte, me di cuenta que lo había olvidado en casa.

Enséñame a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora