Capitulo 19

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

¿Y a donde llevaron a Hidan? Quiero decir ¿él estará bien?—cuestiono Konan con algo de preocupación, minutos después de salir del apartamento de Itachi.

—Conociendo a Kakuzu, lo mas seguro es que lo haya llevado a un centro de salud para personas de bajos ingresos, de esos donde quizás no lo atiendan hasta mañana—soltó Yahiko en forma de burla y Konan se tapó la boca antes de reírse.

—¿En serio haría eso?—de nuevo preguntó la fémina mirando a su novio y a Kisame.

—Créeme, si se trata de ahorrar, ese tacaño será capaz incluso de exponer el bienestar de su amigo—añadió Kisame.

—Lo único malo para él, es que Sasori y Deidara, son unos exagerados, así que deben haberlo llevado a emergencias—aclaró Nagato encogiéndose de hombros.

—No es que me alegré de la pelea entre ambos, pero así Hidan aprenderá a no volver a jugar con fuego, Itachi dejó muy claro que con Hinata nadie se mete—repuso Kisame enviando unos mensajes a Sasori.

—Tienes razón, ademas, todos le advertimos no provocar a Itachi y él no entendió—añadió Konan algo resignada.

—Por lo menos esto ha servido para que ella accediera a verlo y por lo que se veía, estoy seguro que a estas alturas, ese bastardo ya está obteniendo su premio—agregó Nagato, haciendo que su novia se sonrojara y lo reprendiera por ser tan claro.

—Sasori respondió, dice que llevaron a Hidan al hospital del centro. Tiene una costilla fracturada y el médico lo cedo por escandaloso, así que dormirá tranquilo hasta mañana... aparentemente, nada grave—aclaró Kisame y los otros asintieron mas tranquilos.

[...]

—Y bien ¿que demonios quieres? Te dejé claro el mensaje la última vez que nos miramos—una exuberante rubia de grandes senos se notaba muy incómoda ante la presencia del varón frente a ella.

—Han pasado muchos años, mismos en lo que he lamentado lo que hice y si respeté tu decisión en el pasado, no fue porque estuviera de acuerdo, sino porque me merecía vivir en soledad—declaró el hombre con largo cabello blanco.

—En soledad ¿tu?—la fémina sonrió—Por favor Jiraya, tu nunca estuviste en soledad, al contrario, tú siempre encontrabas compañía femenina para que te entretuviera—continuó con el tono de burla e incluso se permitió reírse por la ironía.

—Lo se, se que siempre fui un mujeriego empedernido, pero después de lo nuestro, nadie nunca volvió a llenar tu espacio. Ninguna de todas las mujeres que me buscaban para obtener satisfacción sexual, estabilidad económica, o simplemente colgarse de mi fama, logró igualarte—la rubia lo miraba con rencor—Tsunade, mi Tsunade... tu fuiste lo mejor que le ha pasado a mi vida.

—Todo lo contrario a lo que tú fuiste en la mía—reprochó con rencor y a la vez tristeza. El escritor a quien tenía muchos años sin ver, se presentó en su trabajo unos días atrás. Como era de esperarse, ella se negó a recibirlo, no obstante, Jiraya no se rindió y después de aparecerse en todos los sitios a los que ella asistía, prefirió enfrentarlo de una vez y mandarlo al mismo lugar a donde lo envió en el pasado... al demonio.

—Lo se y no hay día que no me lo reproche. Me di cuenta muy tarde lo mucho que tú significabas para mí—a Jiraya ya no le importaba recibir insultos, o ser tratado con despreció, ya que su única prioridad era expresar sus sentimientos a la mujer de su vida, a la mujer que se encargó de destruir con sus repugnantes actos. Si todo hubiera sido diferente, ellos serían amorosos padres y quizás hasta abuelos de uno o mas nietos.

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