XI

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Los maullidos de Mer me despiertan, volteo a ver el reloj y apenas son las 7:30

—Meredith, por piedad— Le digo, pero ella continua haciendo todo el ruido posible —Bien, te daré de comer— Digo resignada, levantándome y yendo directo a la cocina. En lo que saco su comida de la alacena enciendo la radio, en la única estación que me gusta. y ahí está Tim y George

"Excelente Miercoles ¿O no, Tim?"

"Más caluroso que ayer, pero promete ser un gran día, George"

"Será mejor que se apresuren a salir porque hubo un accidente en la avenida principal y hay retraso de una hora"

Y entonces escupo todo el café que había empezadoa beber; no llegaré a tiempo si no salgo ya mismo; tomo una ducha tan rápida que aun me estoy cuestionando si he lavado mis pies

—Puedo ducharme más tarde por segunda vez— Digo mientras subo con torpeza mis bragas

Salgo corriendo a buscar mi maletín y coloco las llaves para encender el auto, ahí Tim y George siguen hablando de banalidades, solo estoy pendiente de el reporte del tráfico, pero conforme avanzo el tráfico es cada vez menos evidente

—¿Dónde está el supuesto accidente?— Digo al aire, con el auto descapotado, dándome una fuerte briza que agradezco con este clima. Sigo conduciendo y no veo ningún accidente o rastros de él, lo cual me empieza a poner de la humor —Esos malditos dieron la información equivocada— Me exaspero y termino por llegar al trabajo una hora antes de mi horario habitual —Bueno, al menos podré tomar un desayuno decente para variar— Apago el auto y coloco el techo nuevamente, lo cierro y emprendo camino a la cafetería de dos cuadras de la oficina

—Buen día ¿que desea ordenar?— Me pregunta una chica simpática que seguro está por terminar la universidad

—Un latte light y un baguette de salami. Tostado, por favor— Digo yo y a la par, en el mostrador de al lado al unísono y cuando miro a la dueña de la voz está Karlie Kloss quien también se ha impresionado con mi presencia

—Buenos días, señorita Swift— Dice apenada y sin verme a la cara

—Buenos días, Karlie— Digo regresando mi vista a la chica del mostrador

—Serían cinco con cincuenta— Me dice con una sonrisa cálida. Yo extiendo un billete de veinte dólares

—Cobra el mio y el de ella— Digo señalando a Karlie

—No es necesario, Señorita Swift— Insiste al segundo, Kloss

—Por favor, necesito el cambio— Digo yo y ella sonríe apenada

—Gracias— atina a decir y se va a fuera del mostrador para dejar pasar al siguiente en la fila

—Guarda el cambio— Le digo a la joven y le guiño un ojo

—Pensé que quería el cambio— Dice sonriente

—Es que es una testaruda— Le digo casi en un susurro y ella sonríe y me regresa el guiño —Ten un buen día— Digo antes de retirarme a la zona de espera

—Déjame pagarte— Dice Karlie apareciendo detrás de mí

—Yo te estoy pagando la ensalada— Le digo seria, porque ni yo se de donde ha venido ese acto de amabilidad

—Es que no tenías que pagar la ensalada— Dice nuevamente

—Quería hacerlo— Digo simple y entonces nos llaman por nuestros cafés

—Permíteme— Dice Karlie y va por ambos

—Gracias, Kloss— Digo y le doy un buen sorbo a mi café agradeciendo cada gota de cafeína que entra en mi cuerpo —¿Piensas desayunar aquí?— Le pregunto al verla tan cohibida

Mrs. (Kinda) SoulmateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora