La radio suena y se mezcla con el golpeteo del viento. No se exactamente que estamos escuchando, estoy concentrada en no voltear a ver a Karlie, quien sin duda luce espectacular con su cabello revoloteando por doquier
—¿Sabes nadar?— Me pregunta Karlie por fin, estamos más cerca de la playa y en realidad no hemos hablado porque no ha habido necesidad de ello
—Muy bien, de hecho— Volteo a verla y sonrio en cuanto la veo. Que radiante puede verse la piel de alguien y ante el alto del auto puedo darme el lujo de verla a través de los lente —¿Y tu?—
—Me defiendo, aunque siento que soy más de tomar el sol. A veces nadar es agotador— Me confiesa
—Para alguien que tiene tu físico cualquiera pensaría que la actividad física es lo tuyo— Digo ya sin verla; se que si lo hago me avergonzare
—¿Tu creerías que me ejercito?— Me pregunta, se que me esta viendo pero elijo seguir viendo al frente, me pone nerviosa que no lo haga
—Estaría muy segura— Digo con un falso interés —¿Me equivoco?— Me atrevo a verla y la encuentro viendome las piernas nuevamente
—Digamos que si me ejercito— Dice alzando la vista a mis ojos, me está sonriendo con altanería, averiguando si he captado su doble sentido y por dios que lo he hecho. Trago saliva con cautela, incapaz de creer que me ha hecho temblar de las piernas solo con el poder de mi imaginación —Supongo que tu me diras que tan dificil es hacer ejercicio y dirigir un departamento— Sigue mirándome
—¿Crees que me ejercito, Elizabeth?— Pregunto mirándola por fin, encontrandome con sus ojos a través de los lentes y ella alza la ceja
—Lo aseguraría— Dice ¿coqueta?
—Bueno, digamos que me ejercito— Contraataco de la misma manera que ella lo ha hecho y la veo alzar sus cejas, pero también la veo sonrojarse.
Pasan pocos minutos y finalmente me estaciono en la entrada del muelle; ahí Karlie toma un cesto de mimbre, yo tomo el bolso de playa y finalmente vuelvo a colocar el techo del auto y juntas caminamos dirección a la playa. Nos toma cerca de 15 minutos encontrar un lugar lindo, sin tantas personas alrededor y donde podamos poner la sombrilla que nunca note que traía Elizabeth bajo el brazo. Es enorme y está llena de colores y es perfecta para cubrirnos a ambas.
—¿Tienes hambre ya?— Me pregunta y yo sentada junto a ella, las dos aun con nuestros conjuntos completos le sonrío
—Aun no, pero si tu si, por favor— Le digo pero ella sonríe y achina sus ojos mientras niega. Mis ojos dibujan su silueta incapaces de creer lo fácil que será conseguir mi objetivo hoy. Entonces frente a sus ojos y con la mirada bien puesta sobre mi, me quito la camisa ligera que me he puesto para cubrir el top de mi bikini y ella sin apartar la vista viaja por mi cuello y mis brazos hasta mis pechos y sin descaro sonríe. yo aprovecho la atención y comienzo a aplicarme bloqueador por los brazos, yendo lento y totalmente "distraída" de la atención, paseo por mis clavículas y por el valle de mis pechos y cuando finalmente creo haber tentado lo suficiente alzo los ojos y le pido —¿Será que puedas ayudarme a ponerme bloqueador?— Pregunto tendiendole el frasco y acto seguido giró y le muestro mi espalda semidesnuda. Pasan pocos segundos cuando por fin siento las palmas de sus manos con suficiente producto aterrizar en mis omoplatos, el masaje es suave, apenas y como una caricia que pronto viaja a mis hombros y se mantiene firme unos instantes, después esparce un poco más sobre mis brazos y al volver hace un suave masaje directo en mi nuca que me eriza cada vello en mi piel; pronto la siento descender sobre mis costados, tocando mis costillas y cuando sube lo suficiente siento las puntas de sus dedos rozar el comienzo de mis pechos por cada lado y siento que la piel me quema centimetro a centimetro y cuando creo que estoy a un segundo de girarme y lanzarme directo a sus labios y perder la poca o mucha cordura y control que me quedan ella termina de cubrir mi espalda y dice "listo" con un suave y seductor tono y de pronto me encuentro pidiéndole a dios que ella se haya descolocado tanto como yo. —Gracias— Murmuro y me siento a su lado
—¿Quieres un poco?— La pregunto sin quererla ver del todo, pues temo delatarme y sonrojarme frente a ella
—Por ahora estoy bien, me puse al salir de casa y aun me quedan 2 horas hasta ponerme de nuevo— Me sonríe y se quita la blusa suave que traía y puedo ver el hermoso top que resalta el color de su piel y es entonces que nos sentamos mirando la inmensidad del mar, escuchando la brisa y sintiendo todo el aire salado en nuestra piel y de pronto siento una paz que jamás había sentido en mi vida; ni cuando Dianna y yo pasábamos horas leyendo libros y estudiando y cuando menos me he dado cuenta ya pasó una hora entera.
—Iré al mar ¿Vienes?— Pregunto mientras me levanto
—No traigo muchas ganas de nadar, Alisson— Dice ella mientras hace un esfuerzo para verme porque el sol le da directo en su rostro y este brilla de tal modo que jamás la vi tan radiante
—Si crees que nadar es lo más divertido que puedes hacer en el mar entonces entiendo porque no quieres venir— Digo con una sonrisa que la hace mirarme a través de los lentes de sol
—¿Acaso sabes divertirte diferente allá adentro?— Me pregunta y yo me quito ante sus ojos la falda roja y entonces tras una escaneada rápida le tiendo la mano
—No tienes idea— Digo picara y entonces ella toma mi mano para levantarse y es cuando finalmente la veo sin aquel short de mezclilla y si creía que su rostro brillaba sin igual con el sol es porque no había podido ver sus abs que acaban de despertar una nueva obsesión en mi imaginación de la cual voy a apoyarme para alimentar este descaro que tengo ahora mismo.
y sin soltar su mano vamos directo al mar, lista para enseñarle una nueva versión de la vida que no compartiría con nadie mas
***
Tarde pero nunca abandonada :p
Buena lectura <3
ESTÁS LEYENDO
Mrs. (Kinda) Soulmate
Fanfiction¿Cómo es posible que una persona tan diferente a ti pueda ser tu media naranja? Eso es lo que pensaron Taylor y Karlie en cuanto una de ellas cruzó la puerta de aquel elegante restaurante. Bueno, en realidad pensar que Karlie Kloss era su media nara...