IX

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—No puedo creer que tenga tan mala suerte— Digo mientras siento bajar el ascensor en total soledad hasta abrir sus puertas en la bodega —Buen día— Le digo a un hombre de edad avanzada y algo regordete que está sentado en una silla gastada

—Buen día señorita— Dice levantándose de su asiento y viéndome a los ojos —¿Que se le ofrece?— Me pregunta

—La señorita Swift me ha mandado pues soy su nueva asistente y aun no cuento con mi escritorio; mas que nada para saber si tendre mi escritorio esta semana...— Digo avergonzada, porque ¿este sería mi trabajo el resto de mi estadía en esta agencia?

—Señorita...— Dice

—Kloss— Le respondo

—Señorita Kloss, tenemos programada la llegada de su escritorio para el día Miércoles de esta semana, pero debe saber que puede tardar hasta el Lunes de la semana siguiente— Dice sentándose de nuevo, parece cansado 

—Señor...— Me toca a mi 

—Everford— 

—Señor Everford, créame que esto es urgente; no por mí, yo podría estar sin escritorio todo el año, pero mi jefa Taylor Swift me mata si no consigo mi escritorio para esta semana— Le suplico

—Pues más vale que tenga fé, señorita Kloss. Porque es lo único que puede salvarla— Se ríe porque no es consciente que lo digo muy en serio

—Deficiente, pero gracias— Digo enojada —Que tenga buen día— Le digo sin un ápice de amabilidad y me retiro, emprendiendo camino nuevamente a mi oficina... bueno la de Taylor 

—No tardaste nada— Me dice en cuanto entró por la puerta y retomo mi café que ahora ya está tibio

—Bueno me ha dicho el señor Everford que no hay nada que hacer más que esperar, que lo mas seguro es que llegue hasta el Miercoles si bien no va, pero de lo contrario hasta el Lunes de la semana siguiente— Digo apaciguando el golpe que viene 

—Bien— Dice Taylor sin levantar la vista de los papeles que tiene en su escritorio —Pídele a Ross una silla— Yo estoy en shock pues pensé que me gritaría o algo —¿No me oíste? Ve por una silla— Dice mas fuerte y me hace reaccionar

—Claro, Tay... Señorita Swift— Digo y me vuelvo a salir de la oficina, esta vez con mi café en mano, no quiero que se enfríe más —Ross— Le digo sonriente a la mujer, quien me corresponde con amabilidad —¿Será posible que me consigas una silla?— 

—¿Te mando la señorita Swift?— Yo asiento —Que raro que no haya venido ella, por lo general es muy servicial y amable— Dice restándole importancia y elevando sus hombros

—Si supiera— Digo casi en un susurro

—¿Cómo dices?— Pregunta saliendo del cuarto de servicio con una silla igual de destartalada que la del señor Everford

—Nada, que seguro es porque tiene muchas cargas de trabajo— Le digo levantando mis hombros como ella lo hizo

—Eso sí, la señorita Swift es muy trabajadora— Dice sonriente —Vas a aprender mucho de ella, ya veras— Me sonríe mientras emprende camino a la oficina

—Déjame a mi, Ross— Le digo intentando quitarle la silla

—Tonterías, señorita Kloss. Aun soy bastante joven— dice risueña y yo solo atino a abrirle la puerta 

—Pues eres un sol, gracias— Digo mientras veo a Taylor levantarse finalmente de su asiento para ayudarle a Ross

—Kloss ¿por qué no ayudaste a Ross?— Pregunta enojada, seria

Mrs. (Kinda) SoulmateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora