XXIII

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El fin de semana  había pasado sin pena ni gloria. Karlie había estado conmigo durante los dos días; el comercial iba por buen camino y prácticamente ya estaba listo. Ahora iría al proceso de posproducción y de eso se encargaría otra área; solo iríamos a la supervisión final del corte y después lo veríamos en televisión ¡Que locura!

Respecto a Dianna... tampoco había cambiado mucho la situación, diario quería hacerme beber ese absurdo café retacado de azúcar, diario le decía que ya no lo bebía así y después desaparecía de mi vista hasta ser la hora de salida del set y cada día había una nota nueva con su número en mi auto. Lo intento poner sobre los parabrisas y (de alguna manera) lo había metido en la cajuela.

Nunca pensé agradecerle a dios por que fuera lunes, pero hoy me encontraba haciéndolo, porque finalmente podía volver a mi rutina llena de calma y lejos de Dianna... O eso creí 

—¿Qué es esto?— Le pregunto a Karlie quien está inspeccionando un arreglo de dahlias lilas que descansa sobre mi escritorio

—Al parecer... Dianna lo ha mandado— Dice mientras me extiende un sobre sellado que tiene en suaves cursivas "Para mi alumna favorita" y la carta no huele... APESTA a su suave aroma floral tan distintivo. Abro el sobre y se despliega una carta sobre papel rosado

"Querida Taylor.

Te pido con este ramo de tus flores favoritas aceptes una cita conmigo. La agonía de verte y no poder besarte como tanto te gusta me esta matando. Hagámonos este favor y retomemos nuestro romance.

Con todo el amor y el deseo Dianna" 

Yo tomo la carta entre mis dedos, de pronto me he sonrojado y tengo la necesidad absurda de arrugar la hoja y después incendiarla.

—Ya ni siquiera son mis favoritas— Remilgo mientras llamo por el teléfono con Martha

—¿Desea algo, señorita?— Pregunta desde la puerta

—¿Te gustarían estas flores? Me las han dado pero las detesto— Digo con simpatía y ella sonríe las toma en sus manos, las huele y se va diciendo un simple gracias

—Pensé que las tirarías a la basura— Comenta Karlie —Qué bueno que no lo hiciste— Sonríe

—Jamás pensé conocer a alguien más testarudo que Tom. Estoy sorprendida— Digo agotada —Karlie, hazme un favor y pongámonos a trabajar. No tengo cabeza para esto el día de hoy— Doy un suspiro y ella me extiende el café que ha comprado para mi esta mañana —Gracias— Le digo mientras tomo el vaso entre mis manos.

***

La hora de salida se sintió agobiante, necesitaba descansar mi mente en el trabajo para no pensar en Dianna

—Espero que hayas dejado las flores en tu oficina porque te parecieron hermosas— Dice Dianna, recargada sobre mi convertible. Ella está usando una chaqueta de mezclilla y unos jeans a juego y trae puesta (no puedo creerlo) la camisa que le dí como regalo de primer mes ¿Aun conservaba esa basura?

—Lárgate de aquí Dianna, ve a atender a tu hija— La hago a un lado de mi auto y entro, Karlie sin pedirlo me sigue y lo agradezco internamente 

—Es que me has cambiado por Kloss ¿es eso?— Pregunta cruzada de brazos, se ve molesta. Escucho a Karlie suspirar de impresión

—Lo que tenga o no con Elizabeth no es asunto tuyo— Digo poniéndome los lentes y encendiendo el motor, que la rigir me ha hecho olvidar que Dianna aún está ahí. Pasan un par de cuadras y doy vuelta en sentido opuesto 

—¿Olvidaste algo?— Me pregunta Karlie

—No, nos está llevando a cenar— Digo suavemente —Estoy alterada y no quiero llegar a casa con todo ese silencio que no me hará ver con claridad— Me detengo en un semáforo y veo a Karlie ligeramente rosada del rostro —¡Cielos! no te pregunté si tenías planes. Puedo llevarte a casa y...— Me interrumpe tomándome del brazo

Mrs. (Kinda) SoulmateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora