-edit- Capítulo 8.- Un buen actor y un primer intento fallido

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Al día siguiente...

- Hermione, ¿qué día es hoy? -preguntó Harry con voz dormida.

- Martes -contestó ella, poniéndole mantequilla al trozo de pan que tenía enfrente mientras intentaba mantener los ojos lo suficientemente abiertos como para no cortarse un dedo.

El comedor estaba a rebosar de personas, pero todo se mantenía en un somnoliento silencio, al cual se le añadían los lúgubres pensamientos de que ese día empezaban las clases. Con la estricta nueva directora McGonagall teniendo un ojo sobre cualquier fallo de cualquier casa, todo el mundo había comenzado el curso con un renovado sentido de la responsabilidad (y el miedo a ser castigado).

- ¿Qué clase tienes a primera hora? -preguntó Ginny a la morena mientras se sentaba a su lado y se servía un vaso de zumo de calabaza, con un ánimo y una vitalidad casi hiriente para las personas que la rodeaban.

- Herbología, con los de Slytherin, ¿y tú?

- Historia de la magia. Ya podría Binns hacernos un favor y jubilarse -comentó con una mueca, sabiendo del usual aburrimiento que rodeaba las clases del profesor Binns, el fantasma. Pero el ser distaba mucho de querer abandonar su puesto como profesor, y allí seguía, año tras año, haciendo a sus alumnos cuestionarse si la vida valía la pena.

- Puedo ayudarte con las clases, si quieres -dijo Harry, cogiendo un trozo de tarta de melaza y sonriéndole calurosamente a su novia, quien asintió encantada y sin dudarlo por un segundo. Hermione los miró intentando no hacer una mueca de asco. ¿Era ella así de empalagosa cuando estaba con Ron?

Como se esperaban, en pocos minutos apareció a su lado Luna que, de la mano de Neville, tomó asiento en la mesa de los Gryffindors y empezó a desayunar con total normalidad. Aunque los pequeños novatos tanto de los leones como de los águilas la miraban extrañados, pues no era normal que la prefecta de una casa dedicara la mayor parte de su tiempo a otra, nadie dijo nada.

Luna Lovegood era extraña, y nadie quería echar más leña al fuego.

- ¿Qué tienes a primera hora, Luna? -preguntó Hermione, mirando como la rubia observaba con mucha atención el trozo de manzana que sostenía en la mano, murmurando cosas en una voz tan baja que ni Neville, que estaba a escasos centímetros de ella, conseguía oír.

- Vuelo, con Hufflepuff, aunque solo vamos media clase. La otra mitad creo que tiene Aritmacia... O Runas Antiguas... O algo así- contestó, para luego comerse el trozo de fruta y comenzar a observar otro- oye, Herms, ¿esta noche empezamos a perder horas de vida lenta e inútilmente, cierto?

Hermione rió.

- Si, es esta noche. Pero tenemos que ir a ver a McGonagall para preguntarle con quién patrullamos, porque creo que es por parejas. He oído que uno de los fantasmas ha avisado a los profesores de andarse con cuidado, al parecer Peeves tiene planes para los que no duerman -afirmó, antes de acabarse el zumo y levantarse- me voy a preparar los libros. Nos vemos luego.

Y salió del Gran Comedor, aunque un mal presentimiento se apoderó de su cuerpo y se hacía más intenso con cada paso que daba.

En la otra punta de éste, Draco también se levantaba de la silla.

- ¿Te vas? ¡Pero si casi no has probado bocado! -dijo con un gritito Pansy mientras se tiraba encima de él, impidiendo así que se marchara.

- Ya he acabado de comer -dijo con una falsa calma mientras intentaba librarse del agarre.

- P-Pero... -intentó protestar la chica.

- Ya he acabado de comer -repitió, y salió de la estancia, siguiendo los pasos de la Gryffindor.

Blonde disaster (dramione - editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora