- ¡Lumos!- gritó Hermione poniéndose en pie en cuanto las luces se apagaron, movimiento que el rubió imitó haciendo que ambas varitas emitieran una luz potente dentro del vagón.
Draco observó que la luz le permitía ver mejor el rostro de la chica, que mostraba su preocupación, extrañeza y curiosidad ante lo que había ocurrido.
Se quedó una milésima de segundo admirándola, desde la rápida reacción y su rostro contraído en una mueca de confusión, hasta la raíz de sus cabellos, cubierta por una capa de sudor frío ante la tensión de lo inesperado del suceso.
En cuestión de un segundo el rubio estuvo junto a ella con su cuerpo a escasos centímetros de la morena, casi notando el ligero temblor de sus piernas.
- Alohomora- susurró él desde detrás de la chica, haciendo que la puerta del vagón se deslizara con un leve quejido.
La primera en abandonar el cuartito fue ella quien, con la varita en alto, miraba a través de las ventanitas de las puertas de los demás vagones para asegurarse de que los alumnos menores estuvieran bien, siempre con un mayor junto a ellos que los tranquilizara, ya que los casi adultos habían tenido la misma idea que ella y habían salido para relajar a los agitados primerizos.
Por suerte todos los pequeños novatos estaban bien, así que no necesitó preocuparse mucho por ellos mientras se hallaba encabezando la pequeña búsqueda de sus conocidos junto al rubio, al que podía notar detrás de ella.
Yendo a lo largo del pasillo se preguntó si sus conocidos habrían hecho lo mismo o se habrían quedado juntos, así que en vez de pensar en la cercanía del Malfoy, en su pecho tan cerca de su espalda, en lo varonil de su respiración tranquilizadora casi rozando su oído, se centró en buscar a sus amigos.
Amigos a los cuales no tardó en encontrar, suspirando levemente al notar sus pensamientos aclararse cuando el chico se separó de ella y dejó de notar su espacio personal invadido por el atiguo mortífago a quien, quisiera o no, aún le tenía rencor acumulado.
¿Quién no lo tendría, después de haber sido víctima por culpa de su estirpe de una serie de atentados contra su vida y la de sus amigos?
Al abrir la puertecilla de la cabina en la que los había visto se encontró con un panorama extraño: Neville estaba tirado en el suelo y sobre él un enorme gato negro con cara de malas pulgas. Luna estaba riéndose de él con su característica y rara risita y una chica rubia con la cara llena de lo que a la luz de la varita parecían pecas se hallaba con el miedo pintado en su rostro.
- ¿Estáis bien, chicos?- preguntó ésta tras pisar a Draco con fuerza, pues había empezado a escucharle reír por la... ''comprometida'' postura del Gryffindor, que intentaba quitarse el animal de encima, aunque el peludo felino no parecía estar de acuerdo con su opinión y se aferraba con las garras a su túnica.
- S-sí- contestó Luna en una pausa, ayudando a su pareja a librarse de la mascota, que empezó a ronronear como queja y saltó a los brazos de la pequeña novata.
- ¿De quién es el gato?- siguió preguntando Hermione, cuya risa ya se había aplacado un poco.
- Es de ella- contestó el joven Longbottom señalando a la rubia pecosa- se llama Lighty y tiene que entrar al primer año. El bicho- miró al gato con algo entre enfado y cariño- parece ser que se llama Drakyt. Tranquilos, nosotros estamos bien, mirad el resto del tren.
La morena asintió y, con un estruendo, cerró la puerta, siguiendo su inspección al convoy.
Siguieron patrullando, ella notando el aliento de Draco en su cuello pues el pasillo era bastante estrecho. Sintió cada uno de los pelos de su cuerpo erizarse al sentir a Draco tan cerca, y se castigó mentalmente por ello. No era el momento ni el lugar, se recordó.
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Blonde disaster (dramione - editando)
Fanfic¿Qué pasa cuando un Slytherin y una Gryffindor se enamoran? Pues qué va a pasar, que los orgullosos Slytherin no permiten que uno de su familia se vaya con un impuro. Eso pasa. ¿Pero podrán Hermione y Draco pasar por encima de las serpientes?