-edit- Capítulo 3.- Intenciones indecentes y una Hermione impuntual.

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- Granger... Granger, levanta. Ya hemos llegado.

La voz del rubio la despertó para darse cuenta de que, en efecto, el tren ya se había detenido y ella aún no se había puesto la túnica. Alarmada se puso en pie de un salto y fulminó a Draco con la mirada mientras medio dormida buscaba sus cosas.

- ¿¡Por qué no me has despertado antes?!- gritó enfurecida mientras intentaba encontrar su baúl.

- Agradece que no te he dejado en el tren de vuelta a Londres- dijo él tirándole la ropa a la cara para que se cambiase, en lo que ella veía su baúl abierto al lado del chico.

- ¿Para qué has abierto mi baúl?- exclamó indignada ella empezando a levantarse la camiseta.

- ¿De dónde crees que he sacado la tún... Un momento, ¿vas a cambiarte aquí? ¿Delante de mi?- preguntó Malfoy con la boca abierta, no creyéndose lo que veían sus ojos.

De espaldas al Slytherin, la muchacha volteó un poco un poco su rostro y sonrió sarcástica.

- ¿Me vas a hacer algo indecente como para que tenga que echarte de aquí, Malfoy?

Sin darle tiempo a responderle una seguramente ofensiva negativa, volvió la cabeza y terminó de quitarse la camiseta dejando al descubierto su espalda, solo acompañada de las finas tiras del sostén, y cogió la capa negra que descansaba sobre el asiento en el que hacía solo unos momentos había estado dormida.

Mientras desdoblaba la túnica, Draco se vio a si mismo observando las pecas que cubrían los hombros de la muchacha, su blanca cintura, la forma de sus piernas cubiertas por el ajustado vaquero y el pelo cayéndole por la espalda, haciendo que la palidez de su piel contrastara fuertemente con su pelo castaño.

"- Está bien para ser una sangre sucia"- admitió éste mentalmente.

- Malfoy... ¡Malfoy!

El aludido vio cómo la chica lo tenía cogido de la mano y lo arrastraba a la salida del tren, donde lo soltó para juntarse con los de su casa.

Draco se quedó de pie en medio de la maraña de personas que intentaban encontrar a sus amigos en el confuso bulto de alumnos y profesores, mientras un gato de pelaje color pardo pasaba a una velocidad preocupante al lado de su pierna. Miró a su alrededor y le extrañó no ver a ninguno de sus ex-compañeros; ni Theodore Nott, ni Blaise Zabini, ni Crabbe ni Goyle estaban por los alrededores. Pansy era de las pocas personas que conocía de algún año junto a quien reconoció como Daphne Greengrass, una rubia a la que, en su modesta opinión, las vacaciones le habían sentado realmente bien.

Se dirigió a las carrozas, de aspecto tétrico, y la visión del thestral le evocó la muerte de Dumbledore ante sus ojos, un recuerdo que esperaba poder olvidar cuanto antes.

Entró a la primera que encontró, evitando mirar a los animales que, inmutables, esperaban partir.

En el vehículo habían otros tres niños aparentemente asustados, y por sus labios escapó una sonrisilla burlona al imaginarse la razón de su aparente miedo. Recordó la primera vez que sus ojos atraparon la mágica visión del castillo, la emoción que sintió al pisar el terreno del colegio y las mariposas en el estómago que empezó a sentir cuando entró al castillo.

"- Primerizos"- pensó el rubio casi con compasión antes de apoyar el rostro en una mano y quedarse mirando por la ventana mientras la carroza emprendía su vuelo hacia Hogwarts.

Durante el viaje, Draco cayó en que los del primer año deberían estar con Hagrid, o con el profesor que lo sustituyera, no en las carrozas. Los miró, con más atención que hacía unos segundos, y prestó atención a su conversación para ver si averiguaba algo sobre el tema.

Blonde disaster (dramione - editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora