Nuevo empleo

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Ya terminé mis clases, es extraño no dirigirse a la agencia, ahora me dirijo a casa de la mujer de mis sueños, no me refiero a que esté enamorada o obsesionada, sólo digo algo real, ella aparece noche tras noche en mis sueños y sin aún yo conocerla, así que es la mujer de mis sueños, literal.

Tomo un taxi, al llegar Carmen me espera como siempre.

C: hola, buenas tardes, ya te estaba esperando, ya sabemos lo debemos hacer, pero por si las moscas, yo estaré en la cocina y el orden de las habitaciones, tu te encargarás de la limpieza de toda la casa, sólo limpieza, nada más.

--perfecto.

Yo empiezo a barrer todo, luego a trapear, limpio todo, quedo muy reluciente la casa realmente, ya son las 6 de la tarde, ya e acabado, me encuentro bastante cansada, voy a la cocina y encuentro a Carmen haciendo la cena.

-- hola Carmen ya he acabado, ya es hora de irme.

C: bueno te echaré de menos, mañana vuelves?
-- si, falta el patio, y seguiré volviendo, me vas a ver todos los días, así sea jodiendo pero me verás.

A: en esta casa no se dicen malas palabras.

-- oh, yo, lo siento, no volveré a decir malas palabras... Hoy no le había visto señora Adela.

A: estaba trabajando, pero por lo poco que e visto la casa está reluciente, Buen trabajo.

-- muchas gracias.

La señora Adela está en la isla de la cocina tomando jugo, da una vuelta muy brusca y el tacón le juega una mala pasada y se tuerce el tobillo, pero yo la agarro muy rápido.

A: ay que dolor, ahhh, muchas gracias, pero mi tobillo, me duele.

C: voy a buscar pastillas para el dolor en el botiquín, o quiere que llame al médico.

A: no tengo pastillas para el dolor.

C: voy a la farmacia entonces.
A: si no te molesta.
C: claro que no, Helen por favor cuídala, me demoró un poquito.
-- por supuesto.
La señora Adela sigue pegada a mi cuerpo porque aún la sostengo ya que no se puede mantener de pie.
Carmen sale y yo miro a la señora Adela de cerca, la tengo cerca, puedo sentir su calor.

A: Hamm creo... Podrías llevarme a mi habitación.

-- puede subir las escaleras?

A: no creo, tienes razón, las escaleras, necesito sentarme.

- si quiere la subo a la encimera de la cocina, mientras llega Carmen y le traiga las pastillas.

A: podrías?
-- claro.

La tomo de la cadera e intento subirla sobre la encimera, pero está bastante alta, mi primer intento falló.

Ella se echa a reír, su risa inunda la cocina.

A: no puedes.
-- si puedo, sólo que me es más fácil tomarla de las piernas para subirla, puedo tomarle de las piernas.

A: ahh ok.

Yo bajo lentamente hacia sus muslos y la tomo, cuando hago el esfuerzo para levantarla ella enrrolla sus piernas en mi cadera, ahora sí pude subirla a la encimera, estamos frente a frente, muy cerca, aún tengo sus piernas en mi cadera.

-- ahh, creo que puede quitar sus piernas de mi cadera.

A: lo siento si te incomodé.
-- no me incómoda.

Inconcientemente puse mis manos en los muslos de Adela y los apreté, no sé qué pensaba, realmente sentí la confianza de hacerlo,  me metí entre sus piernas.

A: por favor, me das agua?

-- ahh claro.

Fui y le serví agua, ella está muy nerviosa, escuchamos la puerta sonar y entra Carmen a la cocina.

C: muchas gracias por quedarte con ella.

-- de nada, ya me tengo que ir.

A: muchas gracias linda, que te vaya bien.

Vaya, me dijo linda, eso me saca una sonrisa muy tonta.

Pecados del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora