Epílogo

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- ¡Oi par de idiotas, papá los ha estado buscando por todas partes! Es su turno de oficiar la ceremonia.

Un par de chicos, uno rubio y el otro moreno con haoris azules a juego observaban divertidos desde la rama de un árbol a una hermosa joven de cabello rosa quién se posaba con ambas manos en las caderas y lucía bastante molesta.

-Sa-chan – la llamó cariñosamente el moreno intentando contener una risa- ¿mamá sabe que usas ese tipo de lenguaje?

La chica bufó divertida cruzando ambos brazos frente a su pecho - ¿A caso mama sabe que detrás del retrato familiar escondes los icha-icha que te regalo Kakashi jiji? -respondió enarcando una ceja, haciendo que su hermano mayor palideciera.

-No te atreverías- dijo entrecerrando los ojos mirando con odio a su pequeña hermana.

- ¿Ves? Lo que mamá no sabe no le hace daño, andando idiotas, la ceremonia está por comenzar y papá quiere que todos estemos con él, por cierto, ¿alguno de ustedes ha visto a Shina-chan? – preguntó a los jóvenes quienes ya se encontraban caminando junto a ella.

Los gemelos se encogieron de hombros en silenciosa respuesta, la pelirosa rodó los ojos, realmente odiaba cuando ambos hacían cosas de gemelos – si yo fuera ustedes me daría prisa – dijo engreída mientras se miraba las uñas despreocupada. Ambos la miraban confundidos esperando que continuara – mamá necesitaba que estuvieran ahí hace una hora – una malévola sonrisa atravesó su hermoso rostro mientras soltaba una bomba lo más relajada posible.

Un escalofrío recorrió la columna vertebral de ambos jóvenes quienes salieron despedidos a toda prisa, el mal carácter de su madre era conocido en todas las naciones y que ellos fueran retrasados en el día que les tocaba oficiar la ceremonia del té tradicional de su clan podría asegurar que el infierno se desataría en la residencia Uchiha-Uzumaki, solo esperaban poder caminar al final del día.

- ¡Por ese tipo de cosas Dai-chan es nuestro favorito! – gritó Minato cuando una malvada risa se escuchó a lo lejos proveniente de su hermana quien, a pesar de todo era la favorita de todos, al ser la única mujer entre los cuatro hermanos los tenía envueltos en su dedo meñique, ella era consiente de eso y no dudaba ni un segundo en usar su poder.

-Siento pena por Shikadai – dijo Itachi pasando ágilmente sobre un puesto de comida.

-El pobre ha de ser masoquista si le gusta alguien como Saki – Minato temblaba ante los recuerdos del carácter de su pequeña hermana, después de todo, era demasiado parecida a su madre, todos en la casa estaban sometidos a las voluntades de ambas pelirosas.

Los gritos de su madre al acercarse los sacaron de su conversación, Saki miraba divertida a ambos, claro la pequeña llevaba con ella el hiriashin y había omitido ese pequeño detalle, Naruto y Shinachiku intentaban calmar a la matriarca Uchiha-Uzumaki y evitar que pulverizara los huesos de sus primogénitos mientras Sasuke y Daisuke permanecían en la sukiya de la familia junto con los invitados intentando ignorar, sin mucho éxito el ajetreo causado por el resto de la familia.

Después de todos esos años, parecía que el clan Uchiha-Uzumaki no podría nunca hacer nada de la forma tradicional.

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