Capítulo 30

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- ¡Shizune! - Dijo con energía la pelirosa mientras depositaba con más fuerza de la necesaria al entrar a la oficina donde su amiga estaba concentrada en una de sus muchas investigaciones  un libro en la mesa con un ruido seco.

- ¡Me asustaste! - la pelinegra miraba con enojo a una Sakura en extremo feliz, lo que era algo raro en estos días, por lo que no pudo evitar levantar una ceja confundida.

-Yo, creo que tengo algo – la sonrisa de la pelirosa se hizo más grande y brillante, si es que fuera posible y aunque al principio Shizune no parecía comprender la situación los jades de su amiga brillaban determinados por lo que no pudo evitar mostrar una amplia sonrisa en comprensión de lo que Sakura le quería decir en ese momento.

Fueron dos semanas realmente largas, ocupadas y muy desgastantes para ambas chicas pero al final tenían una teoría que probar, después de todo el libro del padre de Sakura les abrió un nuevo panorama que les permitió a ambas comprender el jutsu que su maestra usaba o por lo menos lo que pensaban la había guiado al momento de hacer su jutsu, después de revisar muchos más libros y prácticamente vivir durante dos días encerradas en la biblioteca de la finca Senju decidieron probar lo que crearon, era necesario tomarse dos días más para poder descansar, ya que ninguna se encontraba en óptimas condiciones.

Pasados esos dos días ambas mujeres se encontraron frente a la habitación en donde descansaba desde hace casi tres años la mujer que amaban como a una madre, ambas estaban nerviosas, pero tenían confianza en los conocimientos y la tenacidad que su Shishou les había transmitido, se tomaron de las manos y se adentraron a lo que esperaban sería el inicio de un muy buen día junto con un grupo de enfermeras y doctores dispuestos a atender cualquier emergencia.

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Cuatro largas horas pasaron desde que ambas mujeres habían entrado al cuarto en la que ninguno de sus familiares y amigos, quienes esperaban ansiosos afuera del mismo, habían recibido ningún tipo de noticia de lo que sucedía adentro; por lo menos no hasta que escucharon el llanto desgarrador de ambas médicas. Sin esperar ningún tipo de autorización Sasuke corrió hacia la puerta y se introdujo violentamente al espacio donde se encontraba su esposa deteniéndose en seco ante la escena que se desarrollaba frente a él.

Después de tantos años las esperanzas de traer de vuelta a la Godaime eran realmente bajas y nadie hubiera sido capaz de reprocharle a las dos médicas por rendirse en la empresa que ambas adoptaron como su objetivo de vida o de fallar en el intento, sin embargo, contra todo pronóstico ambas estaban ahí como si se tratara de un par de pequeñas niñas buscando consuelo en los brazos de su madre después de un día complicado.

La rubia acariciaba sus cabezas mostrando una débil sonrisa orgullosa, no estaba segura de cuanto tiempo había pasado, pero por los cambios en el cuerpo de sus pupilas, estaba segura de que era mucho más de lo que le gustaría. Todos en la habitación lloraban y se abrazaban felices la mujer formaba parte importante de la vida de todos los miembros del hospital, tal vez no de la misma manera que para Shizune y Sakura, pero no podían negar que verla consiente era un motivo de celebración.

Saliendo de la impresión inicial ambas chicas se separaron de los brazos de su maestra por lo que la mujer pudo apreciar con mayor detalle a ambas, las cabelleras negras y rosas ahora eran largas y se encontraban atadas en coletas gemelas al peinado que la rubia lucía, las uñas rojas y el haori verde que ahora las acompañaba mostraba lo presente que ella había estado en sus vidas, Tsunade detuvo su inspección inicial en el cuerpo de la morena enarcando una ceja -¿Quién es el culpable? -sus ojos ardían furiosos mientras señalaba el abultado vientre de una Shizune muy nerviosa.

-Maa, creo que ese sería yo Godaime-sama-respondió Genma apenado quien había entrado a la habitación pocos segundos después de Sasuke, Naruto y Kakashi quienes ya se habían abierto paso entre los doctores y enfermeras que se negaban a abandonar el lugar.

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