17. Hola, bella durmiente. Y hola, venganza.
Sammuel POV.
Me gustaba mirarla cuando estaba apoyada sobre aquello. Con sus ojos cerrados, sus pestañas acariciando su piel y sus labios color carmín siguiendo la letra de la canción, sin siquiera darse cuenta.
¿Cómo es que esa chica me gustaba tanto?
Era tan hermosa. Tan peculiar, y, vaya, la quería demasiado.
Comencé a asustarme de mis propios pensamientos en cuanto pensé en besarla mientras dormía.
¿Sería eso muy descortés?
Oh, vamos, era June. Ella en sí era descortés, pero era algo de ella. Y si era algo de ella, de inmediato me gustaba. Ni siquiera debía pensarlo, ella se metía entre mis pensamientos y no podía ni quería prohibirle el paso.
Estoy seguro de que ella no tenía ni la más mínima idea de lo inigualable que era.
Arrugó la nariz y frunció el ceño. ¿Qué pasaría por su escurridiza y oscura mente?
Entrecerré los ojos, comenzando a marearme también por el bamboleo del bus. Todavía faltaba media hora para llegar a nuestro destino.
Ella debió haberse acostado en mi hombro, pero me dijo: "Sam, creo que sería demasiado cursi. Y créeme, ya soy lo suficientemente cursi como para hacer algo más para elevar la escala." Yo no sabía qué responderle precisamente porque su sonrisa y sus ojos me desconcentraban.
Dios... Sammuel. Eres un desastre.
Cada vez que June me decía lo "súper hiper genial" que era, yo me bloqueaba.
Ella era tan tácita, tan... ella. Y eso era fabuloso, porque no le daba miedo. Era así y si no te gustaba, te decía algo como "púdrete, imbécil" y debías hacerle caso, porque era algo obvio.
A las chicas como June no le puedes simplemente contradecir sin querer que ella después te haga sentir como un idiota.
El autobus pasó por un bache, y la cabeza de June rebotó contra el vidrio; pero ella ni enterada.
Ah, no, ya era suficiente.
Con sutileza, la moví lentamente hasta ponerla sobre mi hombro.
June sonrió a medias.
No lo aguanté más y le di un beso en la frente. Sonrió todavía más pero no abrió los ojos.
Cuando salíamos por ahí y se le quedaban mirando, no podía hacer nada. Aunque los celos rugieran, yo los hacía callar, demostrándolos solo en un pequeño susurro. O en una mueca.
Pero era un tipo. Y sabía que era difícil no mirarla. Cuando la mirabas te dabas cuenta que todo un mundo se encontraba dentro y fuera de ella. Con muchos lugares que conocer y explorar. Un lugar de escape, y de puro amor. Ella era amor.
Decían que los ojos eran las ventanas del alma...pero en los ojos de June, podía ver el universo entero.
Quería encontrar las respuestas del porqué no nos fuimos en su Chevrolet, pero creo que ya me di cuenta. Esto era más íntimo. Y además, June olía delicioso. Y tenerla así de cerca estaba apunto de volverme loco.
Veía pasar el montón de lugares de California en un borrón, através del vidrio empañado del autobus; que me hacían recordar por un momento a mi padre y a Pam. En aquel carrusel.
Fue en uno de mis peores momentos. Recuerdo que empecé a juntarme con un estúpido llamado Harry.
Famoso en Santa Monica por vender cocaína a buen precio. Y yo no tenía idea de cómo pagarle.
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El tímido.
Teen FictionJune Charleston era ese tipo de chica que veías por la calle, y si eras mujer, probablemente dos cosas podrían pasar por tu cabeza: Envidia o admiración. Era solo con ver su caminar, su paso tan decidido y seguro, que hacía que los chicos quedasen h...