19. El típico sueño Americano.

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19.

1990
-Dime, querido, ¿Qué quieres ser? -Emma sentó al pequeño en sus piernas, sonriéndole con ternura y amor a su hijo confundido.

-Quiero ser modelo, mami. -La mujer abrió los ojos de golpe, y la sorpresa le impactó tanto física como mentalmente. Dio un pequeño respingo e intentó calmarse. Era solamente un chico ingenuo, no tenía de qué preocuparse.

-¿Qué quieres decir, Chase? -El niño de los ojos azules comenzó a jugar con sus deditos, balanceando sus pequeñas piernas en el aire.

-Eso, mamá. Quiero usar un vestido y maquillaje bonito. —Emma, ya empezando a preocuparse, frunció el ceño, con molestia. Esto intranquilizó al pequeño y casi se echa a llorar.

-Chase... no puedes, eres un niño. Un niño al cual le debe gustar los carros, las niñas, el deporte... -Emma hacía ademanes con las manos, pero el miedo seguía presente en su cerebro. ¿Qué iba a pasar si Cole se enteraba de esto?

-¿Por qué, mami? -Un Chase de seis años juntó el entrecejo. Al igual que su madre, ahora enfurecida. Mientras el pobre niño se preguntaba qué estaba haciendo mal.

-Porque eso es lo normal, hijo. Y tú debes serlo. -El niño hizo un puchero y se cruzó de brazos, ahora triste, molesto, y aún más confuso.

-No quiero ser normal, mami. Quiero ser yo.

-Pues si este eres tú, entonces no puedes serlo. -Emma no sintió una pizca de culpa al confesarle esto a su hijo. Era la verdad, y de un modo u otro Chase debía comprenderlo. El pequeño inhaló hondo, se bajó rápidamente de las piernas de su madre y corrió a su cuarto a llorar.

¡Mamá no debería haberle dicho eso! ¡Mamá debió haberlo apoyado! No tenía que regañarlo. Él odiaba que su madre le alzara la voz.

El infante recordó las palabras de su madre: "Debes ser normal."
O sea que eso significaba, que si no era igual a todos y era diferente, era algo erróneo. Estaba mal.

Y si algo como ser diferente le causaba el rechazo de incluso su propia progenitora, él iba a intentar ser normal. Iba a simular que era igual a todos, porque eso era lo correcto. Ahora le daba miedo ser alguien con pensamientos distintos.

El rechazo le daba tanto, tanto miedo... Que lo evitó. Intentó hacer lo que los otros chicos hacían, desde los seis años hasta los veintitrés. Trató de mezclarse entre todos y encajar en la sociedad. Era algo muy difícil; no cualquiera que destacara podría entrar en algún lugar.

Pero él lo consiguió. Hasta que no pudo más, y decidió salir como en realidad era. Un día dejó de preocuparse por el rechazo, empezó a enorgullecerse de quien era y aprendió a recibir los golpes e insultos como un trofeo al ser diferente. Él se reía de todos ellos. Porque Chase era feliz, libre, tal así como era. Mientras todos los demás estaban encerrados en los prototipos y juicios de todo el mundo.

Presente

De vez en cuando era bueno sentirse mal, ustedes saben. Eso de que lo que no te mata te hace más fuerte y bla, bla, bla. Pero ya había roto un récord.

Siempre creí que mi vida sería básicamente locuras a lo grande con mis amigos, salir con mis amigos, esforzarme en graduarme, y ya.

Nunca me pasó por la cabeza que mis papás volverían a hacerme la vida de cuadritos, ni que me preocuparía de como un CHICO me viese. Pero bueno, aquí estaba.

Sola, en la cama de Sammuel, tratando de encontrar alguna forma de desaparecer de la faz de la tierra por un momento y regresar cuando toda esta mierda hubiese pasado.

El tímido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora