21. Lo que más había anhelado.
De algún modo u otro, sabía que en sus ojos se reflejaban todos esos sentimientos resguardados y palabras no dichas. Unas que otras hirientes y otras amorosas, pero eso no importaba realmente.
Importaba que yo estaba petrificada, con las manos frías, al igual que toda yo.
Me hubiese gustado poder decir que ella estaba imperturbable, que no estaba sintiendo nada, como siempre pensé que había hecho. Pero ese no era el caso.
Se llevó una mano a su boca abierta, reprimiendo un jadeo. Me mordí los labios en un acto reflejo y miré a la calle, detrás de ella; donde un Jeep color azul (de papá) estaba aparcado, de donde estaban saliendo Chase y mi padre. Maldita sea.
Mamá me señaló con las palmas abiertas de arriba a abajo, con las lágrimas acumuladas en sus ojos castaños claros, muy similares a los míos.
-Estás-Se le cortó la voz. -Estás muy... grande. Oh. -Sollozó, ya sin poder evitarlo. Tragué mis lágrimas, que eran algo así como una bola de algodón, consciente de que ella estaba llorando en frente mío. Y que mi hermano y mi padre habían llegado a su lado.
Yo no tenía lágrimas en mis ojos. Estaba tan seca y exprimida de tantas lágrimas que había llorado por cada uno de ellos. No merecían ni una más.
Y era posible que yo estuviese actuando de una manera irracional e inmadura, pero estaba dolida y decepcionada de ellos. Tenía razones para tratarlos de la manera en que lo hacía.Ellos no podían ir, venir, hacerme falsas esperanzas y decirme mentiras bonitas, para después irse como si nada y dejarme solucionándolo todo por mí misma. Como si los recuerdos de unas palabras bonitas y del apoyo incondicional se pudiesen borrar de mi cabeza de la noche a la mañana.
Eso no era jodidamente así.
-Lástima que tú no me viste crecer, ¿Heh? -Dejé salir con sequedad, con mi corazón queriendo salirse de mi pecho. Ella se echó para atrás, como si mis palabras la hubiesen herido físicamente. Papá y Chase me dirigieron una mirada reprobatoria de inmediato.
Ay, por favor. Que no iniciaran con una mierda que no querrían continuar.
-June... yo... -Suspiró, secándose las mejillas mojadas, volviendo sus ojos a los míos. Los mismos ojos que una vez me miraron con desprecio, no sólo a mí, sino también a Chase. -Lo siento.- Un golpe de furia me impactó.
Solté una risotada sarcástica, amarga.
-¿Lo sientes? -Volví a reír. -¿Sientes algo, al menos, mamá? -Dije la última palabra con tanto desprecio que me sorprendí de mí misma. Ella abrió los ojos, sin poder creer que su nenita le estuviese hablando así.
-¿Sientes? -Me equivoqué, observando el rostro decaído y apenado de mi papá. -Digo, ¿Lo sienten? Díganme, ¿Qué es lo que lamentan? Espero que lamenten haber desconfiado de mí cuando Paige y Lucy me hicieron ir a ese bar, la noche en la que aquel hombre casi me violó. Espero que sientan haberme echo llorar por el trauma, que ustedes juraban que solamente se trataba de un "melodrama" y una "exageración" de parte mía. Espero que lamenten haber largado a su propio, jodido hijo, de su casa; simplemente porque él les dijo quién era en realidad. ¡Espero que sientan ser tan malos padres, y sientan que se hayan arrepentido ya tarde! -Grité, mi voz quebrándose a lo último. Sentí como si un peso saliese de mis hombros, al gritarle todas esas verdades que ellos se negaban a creer.
Mamá rompió a llorar, en los brazos de papá, quien todavía no decía nada.
Chase me miraba con dolor. ¿Qué demonios le pasaba? Se supone que él debía apoyarme en esto. Estar de mi maldito lado.
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El tímido.
Novela JuvenilJune Charleston era ese tipo de chica que veías por la calle, y si eras mujer, probablemente dos cosas podrían pasar por tu cabeza: Envidia o admiración. Era solo con ver su caminar, su paso tan decidido y seguro, que hacía que los chicos quedasen h...