¿Por qué Gerard lo dejó? ¿Qué había hecho mal? Eran tan felices juntos y de un día para otro decidió terminar con todo, ¿por qué? ¡maldita sea! Se cuestionaba Frank una y otra vez sin poder encontrar una maldita explicación.
Había intentado buscar a Gerard en varias ocasiones, pero todos sus intentos habían sido en vano, incluso había ido a su universidad, pero extrañamente no lo había encontrado ahí, sabía que estaba por graduarse, seguramente ya sólo iba a hacer exámenes finales y no pasaba mucho tiempo en el salón de clases.
También le había cuestionado a Mikey, pero éste se había limitado a decirle que era una decisión de su hermano y que debía respetarla, ¿pero por qué? ¿Qué había hecho? De igual manera había hablado con Ray, seguro tenía que saber algo, incluso le cuestionó si había alguien más, porque no entendía como así, de la noche a la mañana lo había dejado, pero Ray no decía nada, "respeta la decisión de Gerard", alegaba también, al igual que Mikey, pero sabía que había gato encerrado.
Estaba tan mal, realmente mal, necesitaba entender por qué maldita sea el amor de su vida se había alejado de él. No dejaba de mirar aquel anillo que le había entregado a Gerard el día de su cumpleaños para sellar su amor, y la increíble noche que después de aquello habían pasado juntos, ver a su Gerard ahí, saltando sobre él, derritiéndose de placer entre sus brazos. Le ardía la sangre sólo pensar que pudiera estar con otro, que ahora fuese alguien más quien pudiese tenerlo así, apreciarlo así, que se entregara a alguien más, pero él había sido el primero, creyó que sería el único ¿Por qué maldita sea Gerard lo había dejado?.
Se cuestionaba todo aquello mientras miraba el vaso de alcohol frente a él, había perdido la cuenta de cuántos tragos llevaba, 10, 15, ni lo recordaba, sólo sabía que quería seguir bebiendo para olvidarse de todo, porque maldita sea, no podía imaginarse una vida sin Gerard, y pero aún, a su Gerard entre los brazos de otro, cómo concebir aquello. Incluso se había ido al baño para inhalar algo de cocaína, tenía tiempo sin hacerlo, desde sus años de rebeldía, pero ahora lo ameritaba, necesitaba olvidar, sentirse bien, olvidarse del maldito Gerard Way, traicionero hijo de puta que seguramente en esos momentos se estaba revolcando con alguien más, seguramente otro imbécil se la estaba metiendo y el muy desgraciado estaba ahí, saltando sobre él, gritando cual putita, como lo hacía con él, y sólo pensarlo sentía que le hervía la sangre.
Frank estaba mal, realmente mal y no lo pensó dos veces, pagó la cuenta y se dirigió rumbo a la casa de Gerard. Sabía que sus padres no estarían en casa, no quería parecer un acosador, pero había estado indagando con algunos conocidos para tener la oportunidad de ir a verlo. Seguramente Mikey tampoco se encontraría, estaría con su novia, Kristen, si mal no recuerda, así que el pelinegro tendría casa sola, con suerte y lo encontraba con su amante para reventarle la cara frente a sus narices.
Llegó hasta la casa de Gerard y tocó el timbre, esperando a que alguien abriera, pero nada, volvió a timbrar, no se iba a rendir, o tal vez Gerard estaba muy ocupado cogiendo con otro y era por eso que no le abría, sí, seguramente era eso.
- Gerard, abre la maldita puerta, o te juro que la tumbaré – Gritó, sin importarle alarmar a los vecinos. Gerard lo escuchó, sabía que era él, no había nadie más en casa, dudó en abrir, pero quería ver a Frank, lo quería ver desde hace días en que terminó con él, lo quería abrazar, lo quería besar, quería que lo reconfortara, que le dijera que todo iba a estar bien. Sólo quería pedirle perdón por haber terminado con él, lo había pensado tanto, tal vez se había equivocado, tal vez lo mejor era enfrentar aquello juntos y que ahora Frank estuviera ahí, afuera de su casa, era la oportunidad para hablar, para arreglar las cosas, quería hacerlo, quería a Frank, lo amaba demasiado, lo necesitaba tanto, aunque con ello lo arrastrara a su lecho de muerte.
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Noviembre sin Gee (Frerard)
FanficLa vida es sólo una broma, un día no tienes nada, al siguiente lo tienes todo y después... después sólo tienes a la muerte acechándote.