Las fronteras del Eientei

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Capitulo dos: Primera línea de Defensa

Parte uno: El Puesto de Avanzada

― ¡Milord, las trabajadoras han terminado de construir el jardín interno, con esto oficialmente el puesto de avanzada esta completado, dándonos una ventaja contra cualquier amenaza y salvaguardando la seguridad del Eientei! ― Dijo Yoshiko haciendo acto de presencia en el interior de un pequeño cuarto hecho de madera de bambú, dicho lugar era un cubículo de tres metros por lado, el cual tenía en su interior una mesa de madera de unos estantes con algunos libros asentados, además de una vela alumbrando dicha mesa en la oscuridad, con una figura sentada leyendo un libro que se veía totalmente diferente de los demás ― Bien... espera, ¿dijiste jardín interno?

El lugar parecía estar sumido completamente en la oscuridad, salvo por dicha vela, careciendo por completo de cualquier ventana o similar, contando con una lampara de aparente papel que se dejaba ver colgando desde el techo, pero permanecía totalmente apagada, la fémina tenía las pupilas dilatadas para poder ver bien en dicha oscuridad.

― Sí milord, el jardín interno nos permitirá realizar constantes ejercicios y entrenamientos sin abandonar la seguridad del puesto de avanzada, además puede servir para usos múltiples, es la ventaja de tener una zona despejada en la construcción ― Dijo Yoshiko haciendo un saludo militar entre tanto el joven frente a ella se puso de pie colocándose su venda y haciendo gala nuevamente de su magia, hizo levitar el libro a su costado ― Solo requeriríamos de la inspección final para poder enviar el mensaje oficial a la Señorita Eirin de que el lugar esta completado.

― ¡Hadas! ― Sonó un grito desde la lejanía entre tanto, ambos jóvenes lo escucharon, mientras que varias risas femeninas no tardaron en manifestarse ― ¡¿Desea que me encargue de ellas milord?!

― Dirigiré la defensa esta vez, esta semana has estado trabajando muy duro ― El varón dijo utilizando su larga cola para realizar un movimiento rápido que apagó el fuego de la vela, al mismo tiempo que levitaba el libro a la seguridad de uno de los estantes, entre tanto la chica pareció sorprenderse, rápidamente siguiéndolo a las afueras del cubículo de bambú por medio de unas escaleras que avanzaban en diagonal ― ¡Entendido milord, ordene y cumpliré lo que me diga!

La luz no tardó mucho en manifestarse causando que las pupilas de la chica se contrajeran, ante el estímulo, con ambos no tardando mucho en finalmente terminar las escaleras, siendo recibidas por dos chicas con armadura rojiza, paradas a cada costado del final de la escalera.

― ¡Lord Sheng presente! ― Dijeron ambas haciendo una genuflexión mientras no soltaban sus lanzas, el chico se sonrojó ligeramente y se notó algo avergonzado mientras que varias conejas más hacían ese mismo gesto ― Dime... ¿Tara?, sí, Dime Tara, ¿qué es lo que está pasando ahora?

― Milord estamos bajo ataque de hadas una vez más, estan viniendo desde el norte, las trabajadoras no han terminado de construir las barreras externas y están vulnerables ahora mismo ― Dijo Tara comenzando a caminar guiando a Sheng, entre tanto Yoshiko, caminó no muy detrás de ambos, dejando atrás las escaleras de las que habían provenido ― ¿Hay alguna guardia ahí?

El chico preguntó mientras se alejaba a paso rápido, entre tanto las dos guardias que cuidaban la escalera dieron unos pasos hacia sus respectivos costados y se agacharon usando respectivamente su mano derecha o izquierda para sostener lo que parecía ser un parche de tierra y pasto algo sobresaltado, levantándolo con algo de esfuerzo y revelando que este era un cuadrado de poco más de un metro por lado, tras levantarlo parcialmente dieron unos pasos hacia atrás, jalándolo y asentándolo en el piso cubriendo un agujero que encajaba perfectamente con dichas medidas y haciendo desaparecer las escaleras al instante.

Una historia en Gensokyo: "Más allá de lo que puedes ver..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora