Capítulo 16: Revelación

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Horas antes de la desaparición

Mirabel acompañaba a su abuela a la casa Chávez. La líder de la comunidad había recibido un aviso. Al parecer un grupo de viajeros lograron traspasar las altas montañas, hasta llegar a la pequeña civilización.

Resultaba ser un matrimonio junto con su único hijo. La familia se encontraba en malas condiciones, ya que provenían de un pequeño pueblo bastante lejano al Encanto. La gente del pueblo desconfiaba de las intenciones de los extraños, pero ante todo eran buenas personas y no permitirían que murieran de frío, hambre o enfermedad.

Además siempre se dice que no se debe juzgar un libro por su portada

Mientras un grupo de aldeanos se encargaban de abastecer a los invitados, un grupo aún menor fue a notificar a la señora Alma, de la situación que estaba ocurriendo.

Según les habían contado la familia provenía de un pequeño pueblo cerca de la capital. No obstante el reciente ataque de un grupo de mercenarios, armados hasta los dientes, obligó a la población a escapar de su hogar y aunque varios se salvaron, otros muchos no tuvieron esa suerte, siendo sometidos a horribles torturas, que desembocarían en un doloroso final para esa pobre gente.

Esa tarde, aprovechando que las tareas en el pueblo no eran muchas, la matriarca Madrigal, acompañada de sus hijas y sus respectivos yernos, su nieta mayor Isabela y Mirabel, que después de varias súplicas, consiguió que su abuela le permitiese acompañarles, con algunas condiciones. La familia era conocedora de la precariedad de la familia, les obsequiaron con provisiones que les podrían ser de ayuda, para afrontar las primeras semanas de su estancia.

Cuando llegaron a la casa la abuela detuvo a Mirabel antes de que esta cruzase la puerta.

Alma: Mirabel, creo que lo mejor será que esperes aquí fuera mientras nosotros hablamos con ellos

Mirabel: pero abuela... Te prometo que no haré nada malo

Alma: Mirabel! Lo mejor será que te quedes aquí antes de que hables de más, como haces siempre, y les hagas sentir incómodos

Mirabel: sí, abuela

Alma: ay mija, te lo digo por tu bien. Sabes que podrías hacer mientras tanto? Que tal si le muestras el pueblo a su hijo

Mirabel: está bien abuela

Tal y como su abuela le pidió la joven Madrigal le mostró el poblado, las zonas importantes, las zonas de mayor interés, las personas que podrían ayudarles... La visita duró apenas media hora.

Los adolescentes reanudaron su camino hacia la posada, donde se alojaba la nueva familia. Ninguno de los dos se había atrevido a entablar conversación, lo cual extrañaba mucho al muchacho, que había oído hablar de lo extrovertida que era su guía. Siguieron su camino en silencio, hasta que una tercera voz hizo que se girasen.

???: pero si es la Madrigal sin don, estás intentando ser útil por una vez en tu vida Mirabel?

???: yo creo que por una vez está intentando ganarse a alguien que no sea de su familia, no te parece Enrique?

Enrique: puede ser, tú qué opinas Santi?

Santiago: yo estoy de acuerdo con Bianca, pobre chaval menudo lastre tuvo que aguantar

Bianca: que lastima que los Madrigal tenga que convivir con esta decepción con patas

Santiago: si fuera ellos, en cuanto tuviera la oportunidad la dejaría fuera de las montañas de Encanto, que la fauna se encargase de ella

Bianca: no creo que quisieran ni tan siquiera acercarse a ella y la verdad es comprensible

Mirabel permaneció en silencio, con la cabeza gacha, mientras los chicos reían. Sebastián que había permanecido callado, frunció el ceño enfadado y les habría soltado un puñetazo de no ser porque Mirabel intervino. Esta agarró una de sus manos y por primera vez en toda la tarde, dirigió su mirada a los ojos de su acompañante. Una mirada que lo dijo todo.

Entrelazados (Isabela x Male Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora